25 de febrero de 2010

LA SIESTA BENEFICIA LA MEMORIA

Ya había dicho yo que la siesta era positiva para una persona, so riesgo de parecer simpatizante de la modorra. Pero ahora, la revista The Economist publicó una interesante nota sobre los buenos resultados que trae la siesta en la actividad laboral.

Ahora que hemos recuperado nuestro futón en el nuevo hogar, ya he retomado alguna que otra siesta al son de Enya o Sigur Ros. Es satisfactorio leer que la ciencia prueba lo que en este blog ya intuíamos.

LE BLUTE-FIN MILL, NUEVO CUADRO DE VAN GOGH

Increíble: Ayer mismo escribí sobre el libro que había leído hace un mes con la obra completa de Vincent Van Gogh. Pues bien: ahora salió a la luz un nuevo cuadro del gran holandés que había permanecido en la sombra.

Al parecer su dueña lo tuvo colgado en su casa muy tranquila, y después la obra pasó a un sótano.

No es una típica pintura de Van Gogh, pero la presencia del molino sí es característica de él, que en su etapa parisina sí reprodujo en varias obras el paisaje de los cuatro molinos de Montmartre: el famoso Moulin de la Galette, el Blute-Fin, el Radet y el Debray o Poivre. El segundo mencionado es el que observamos en el cuadro aparecido ahora. Un análisis excelente de esas obras puede verse aquí. Allí nos explican, por ejemplo, que en la época en que Van Gogh estuvo en París, el molino Blute-Fin había sido convertido en una confitería con mesas al aire libre y también en su interior.

¿Cuántas obras como ésta, de artistas tan importantes, quedarán aún en la oscuridad y el olvido? Peor aún: ¿cuánto talento nunca fue descubierto?

FELIZ CUMPLEAÑOS, SAN MARTÍN

Suele recordarse la fecha en que San Martín dejó este mundo, pero no tanto el bendito día en que nació: el 25 de febrero de 1778. Su padre, Juan de San Martín y Gómez, era un militar español que había sido destinado a las tórridas zonas de Corrientes, más precisamente a Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú, un poblado fundado por los jesuitas, quienes sufrían por aquel entonces el proceso de expulsión de las tierras rioplatenses.

En la imagen se observa un mapa del Yapeyú de entonces, con la ubicación de la casa donde vino al mundo el gran prócer.

Curiosamente, Juan de San Martín había nacido en León (España), más precisamente en Cervatos de la Cueza, el 3 de febrero de 1728. Es decir, el mismo día en que varios años más tarde tendría lugar el bautismo de fuego de San Martín como militar argentino, en la batalla de San Lorenzo.

Según Agustín Pérez Pardella, “Yapeyú contaba con una plaza, iglesia, cabildo y el gran edificio rectangular que los jesuitas habían utilizado como escuela, dormitorios, biblioteca y talleres de artes y oficios, y de cuyas aulas habían salido centenares de guaraníes hablando en español y rezando a Jesucristo”.

Al parecer, Juan de San Martín fue un buen administrador del lugar y los portugueses, quienes codiciaban todas las tierras forzosamente abandonadas por los jesuitas, no se animaban a poner pie en la región.

En ese ambiente nació el quinto hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras: José Francisco, que –tal como indica la historiadora Patricia Pasquali- fue bautizado al día siguiente por un fraile dominico: don Francisco de la Pera. Sus padrinos fueron el comerciante porteño Cristóbal de Aguirre y Josefa Matorras. Al año de vida tuvo los cuidados de la india Juana Cristaldo, y en septiembre de 1779 el virrey Vértiz relevó al padre de San Martín de su cargo, aunque el Cabildo, a pedido del interesado, declaró que quedaban “muy agradecidos todos a su eficacia y celo”.

En Yapeyú se conservan las ruinas de la casa natal del prócer argentino y los restos de sus padres, que fueron llevados allí desde el Cementerio de la Recoleta, donde yacían semiolvidados, y después de una larga controversia.

Como todo en nuestro querido país, el nacimiento de San Martín también ha sido objeto de debate: ciertos historiadores sostienen que el héroe era en realidad hijo de Diego de Alvear y de una indígena guaraní.

Suficiente con esto. Baste lo dicho para recordar el cumpleaños de José de San Martín y seguir honrando su magna memoria.

23 de febrero de 2010

LA OBRA COMPLETA DE VAN GOGH EN UN LIBRO IMPECABLE

La verdad es que terminé el libro que hoy comento en los primeros días de enero, pero por distintas razones no llegaba a escribir las reflexiones que me surgían en este humilde rincón. No es el único libro que Paula y yo tenemos en nuestra biblioteca sobre el genial artista holandés, y con nuestra mudanza reciente tuve el gusto de adquirir una réplica de "La silla de Van Gogh" para colorear la pared de nuestra habitación.

La obra del fallecido Ingo F. Walther y Rainer Metzger merece toda mi admiración, fundamentalmente porque ofrece la producción completa de Vincent Van Gogh, un habitué de La Bonita Prensa.

La muerte del genio, ocurrida en 1890 por suicidio, planea sobre toda su biografía como un fantasma agobiante e implacable, y al recorrer sus dudas y sus búsquedas artísticas y afectivas el lector no puede menos que compadecerse de este holandés solitario y tantas veces incomprendido. Quizás la atracción que Vincent ejerce sobre el aficionado actual se deba en parte a la identidad que él logra entre sus pinturas y la sed posmoderna de una vida más colorida.

El hombre que quiso ser pastor de almas y se convirtió en pintor de estados de ánimo fue consciente de su poderío como artista, y nos legó sus noches estrelladas, sus majestuosos cipreses y sus autorretratos omnipresentes como quien busca en la naturaleza el secreto de la existencia humana, sin encontrarlo.

El libro que hoy nos ocupa es por momentos ilegible, ya sea por la vocación germana de la densidad a toda prueba, o por malas artes de la traducción. Para un lego como este servidor, hay párrafos enteros que resultan ininteligibles, pero aún así el significado de lo escrito se trasluce en la conclusión general que se va metiendo imperceptiblemente en la memoria del lector: Van Gogh fue un hombre de carne y hueso que buscó algo y no lo encontró hasta perder la vida por ello. El pintor mártir, como dicen los autores, es una figura atractiva aunque no exacta, y hasta hoy ignoramos qué llevó realmente a Van Gogh a dispararse en medio del campo. De la misma manera, el episodio en que se amputó el lóbulo de su oreja derecha sigue siendo confuso.

Alrededor de 870 pinturas del holandés son presentadas a lo largo de 700 páginas y analizadas mientras el velo sobre su biografía se descorre y acompaña los argumentos. Las cartas a su hermano Theo también se meten en el desarrollo, como si fueran comentarios al margen del propio Vincent, y todo hace un libro muy exigente con el lector pero muy fructífero para el conocimiento de Van Gogh y estéticamente impecable.

Si el amigo lector quiere saber más sobre Van Gogh, recomiendo La Noche Estrellada, un blog dedicado a su figura. Y a modo de posdata, un extracto de un documental de A&E sobre la vida de Van Gogh, y los seis capítulos del documental dramatizado de Simon Schama sobre el gran Vincent, in English, en el marco del programa "Power of Art" de la BBC. Una hora y pico para disfrutar y recrear el espíritu en medio del mundanal ruido.






19 de febrero de 2010

FÉLIX LUNA Y ARIEL RAMÍREZ SIEMPRE ESTARÁN EN LA NAVIDAD NUESTRA

Con la muerte de Ariel Ramírez se cierra la elevación de la Misa Criolla a ese Cielo al que le cantaron él y Félix Luna, amigo de mi padre y autor literario de la otra obra que acompañó a la Misa Criolla en su lanzamiento: la Navidad Nuestra.

Hay músicos que se unen a nuestras propias biografías mediante un hilo invisible, el del arte. Como suele ocurrir, mi periplo por la música empezó en el rock. De allí pasé al tango en un día en que bajé de un colectivo y la voz de Gardel llegó a mis oídos. Y de allí recalé en el folklore, en busca de los acordes que me llegaban de la entraña argentina. En ese capítulo de mi recorrido musical, la primera obra que llegó a mis manos fue la Misa Criolla, que ya disfrutaba cuando la tocaban con charango incluido en la Misa de Nochebuena de Nuestra Señora de las Victorias, a donde iba con mis padres y hermanos cada año, antes de abrir los regalos. Esas misas me llevaron a tener el charango como mi instrumento folklórico favorito, y a las obras de Jaime Torres en la discoteca de casa.

Ahora son mis hijos los que escuchan la Misa Criolla en los días sagrados de diciembre, cuando el pesebre armado por ellos adorna nuestra casa.

En la misma época de aquellas misas de las Victorias íbamos a pasar unos días a Characato, un paraje de Córdoba que nadie conocía y en el cual se hallaba un hotel que hoy es un templo de mi infancia. Allí estaba Javier, el sobrino de Doña Elvira, que agarraba la guitarra y se ponía a cantar "La Anunciación de los Reyes", un takirari que integra la Navidad Nuestra. La última vez que estuve en Characato, creo, fue en enero del 86.

A modo de homenaje a Ariel Ramírez y Félix Luna, entonces, dejo aquí el "Gloria", mi parte preferida de la Misa Criolla, y "Los Reyes", el takirari de la Navidad Nuestra que cantaba el recordado Javier, en la voz de Los Fronterizos. Dos obras que el mundo entero ya conoce. Salud, maestros.


12 de febrero de 2010

LE LADRABAN A GOETHE, NO A CERVANTES

Ha llegado muchas veces a mis oídos la frase "Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos" atribuida al genial Don Quijote.

Me parecía recordar que el personaje en cuestión nunca había dicho eso a su escudero, y después de una investigación breve me encontré con que no solo no la escribió Cervantes sino que su verdadero autor -aunque no con esas palabras exactas- fue Johann Wolfgang von Goethe, para muchos el padre de la literatura alemana.

El texto, que se titula "Ladrador" y es de 1808, es el siguiente:

Cabalgamos por el mundo
En busca de fortuna y de placeres
Mas siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…

Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos

Encontré este dato acompañado de una explicación muy detallada en Cápsulas de Lengua, un blog que recomiendo con firmeza (por ejemplo, el artículo que publicó hace un par de días sobre Norton I, el quijotesco autoproclamado emperador de Estados Unidos en 1859).

La imagen de Goethe que encabeza estas líneas es obra de Franz Gerhard von Kügelgen.

8 de febrero de 2010

VALENTINA, OTRA VEZ

El lector añejo de estas páginas viene siguiendo el crecimiento de nuestra segunda hija, que hoy cumple 4 sabrosos años. Allí la dejé esta mañana, envuelta en sueños antes de lanzarme a la calle para buscar el diario sustento. Tendrá que esperar a que vuelva yo para abrir su regalo, si Paula resiste su presión filial para descubrirlo antes.

Si a los dos años ya era pícara, ahora es una genia del histrionismo. Actriz de comedia pero capaz de esbozar una mueca trágica si no le dan lo que pide, su carácter la llevará lejos. Experta en mortificar a su hermana, que ve un cuadrado donde hay un cuadrado y exige que Valentina también lo reconozca, adora sus muñecas y duerme con ellas. Puede estar una mañana entera con la misma carterita en el hombro, con un contenido que no mostrará. Tiene amigos invisibles, que pertenecen a una extraña familia "sui generis": Mechi, Mecha, Mecho y últimamente Mechito. A todos ellos declara habérselos comido. Por algo será que le gusta el color negro.

Su mejor amigo del mundo real se llama Marcos, y dice que se va a casar con él, que parece tener la misma idea. Afortunadamente nuestros "consuegros" son amigos de la casa. El año pasado intervino en una muestra de patín en la que hacía de perrito dálmata secuestrado y recuperado, junto a Sofía y Paula. En 2010 aprenderá, si logramos dar con un buen profesor, a tocar sus primeros acordes en el piano. Cada vez que tiene uno a su alcance allí se queda, feliz. Quizás algún día toque los "Nocturnos" de Chopin, pues igual que a su papá, le gusta trasnochar. "Yo no me canso nunca", proclamó hace unos días.

Hoy cumple 4 años esta hijita que el sábado pasado me dijo que había venido al mundo en mi panza y no en la de Paula. Una enigmática declaración que la pinta de cuerpo entero, igual que la de anoche, cuando antes de irse a dormir en la noche previa a su cumpleaños nos dijo a ambos: "Te quiero mucho".

Valentina, la pelirrojona irlandesita de alias Wally, es otro de los regalos que he recibido en los últimos años, y a ella dedico esta canción.

1 de febrero de 2010

AMSTERDAM: "CAPITAL CULTURAL DE EUROPA", POR CARLOS DUELO CAVERO

Mi tío publicó este artículo en el diario La Prensa del domingo 24 de mayo de 1987. Hoy sería el cumpleaños de él, así que le hago el debido homenaje con esta nota que llamará la atención de Agustín Mackinlay, economista y bloguero residente en Amsterdam cuyo blog sigo con fruición y ha tenido el noble gesto de compartir un café conmigo. A él dedico, entonces, este recorte. Los pocos links han sido agregados por mí para mayor riqueza (si es que cabe el intento) de la nota.

En este espacio ya había contado una pequeña historia sobre la obra "La ronda de noche" a la que se refiere Tío Carlos. Puede ser vista aquí. Sin más preámbulos, dejo al amigo lector con el artículo en cuestión.

Amsterdam, capital cultural de Europa

La UNESCO la distinguió con este título durante 1987, y es una ciudad que merece, ella sola, un viaje a Holanda.

Por sus numerosos canales y puentes que la cruzan, se ha llamado a Amsterdam la Venecia del Norte. Pero en realidad esta lindísima ciudad holandesa poco o nada tiene de veneciana. Por otra parte es una ciudad típicamente fluvial, en tanto que Venecia es marinera por excelencia. Tampoco sus canales fueron jamás surcados por góndolas, mientras que sí lo son, en cambio, por barcazas. Torres esbeltas y edificios de techos negruzcos y cristaleras: he ahí el primer flash visual que recibe el viajero a la llegada a Amsterdam.

Pero hay que huir de los fáciles tópicos turísticos, máxime tratándose de una ciudad tan pluralmente atractiva. En plan de tener que elegir un símbolo que representara lo más característico de la ciudad, uno no sabría qué motivo tomar para el eventual poster. ¿La barca enorme convertida en mercado de flores flotante, y que navega por el Amstel? ¿Una mesita de café con su coqueto mantel y su velador? ¿La estampa de una de esas callejas angostas y tortuosas bajo el cielo lluvioso y gris? Difícil compromiso. En todo caso la UNESCO nos releva del embarras du choix al haber declarado a Amsterdam la capital cultural de Europa durante 1987. ¡He ahí el leit motiv ideal!

Ciudad de filósofos y pintores

Eugenio Fromentin, aquel cultísimo y delicado escritor francés apasionado por la pintura holandesa y belga, cuyo libro Los maestros de antaño es ya un clásico, decía que lo que Rubens es en Amberes, Rembrandt lo es en Amsterdam. Todo habla aquí, en efecto, del genial autor de La ronda nocturna, sin duda su obra más famosa y uno de los cuadros más célebres existentes en el mundo. "De ningún otro –añade Fromentin- se han dicho cosas tan acertadas ni tantos desatinos a la vez".

Empero, Amsterdam es también la casa que habitó Descartes y aquella otra en la que Voltaire se hospedó. Y, por supuesto, la patria de Spinoza, tierra fértil en filósofos, hombres de letras y pintores.

Flores y hospitalidad

En pocas ciudades del planeta como en ésta se practica una hospitalidad tan sincera y abierta. Sin preguntar a nadie de dónde viene o a dónde va, Amsterdam está siempre dispuesta a dar albergue al forastero, a otorgarle el derecho de hacer de la ciudad su propia patria chica sin necesidad de que lo pida.

Así, se recuerda cómo hace unas décadas recibió a los contestatarios o hippies que el resto del mundo había rechazado y les permitió acampar en la céntrica plaza Damm. Eso sí, con una condición: dos veces al día un camión cisterna del municipio irrumpiría en el lugar y un empleado limpiaría con una manguera a presión todo el espacio desalojado momentáneamente por los jóvenes vagabundos. La hospitalidad es una cosa y la mugre otra.

Ciudad única en Europa, sólo aquí usted puede encontrar árboles de Navidad en pleno verano y tulipanes aún en los días más fríos del invierno. Y, desde luego, todos los bulbos de tulipanes, jacintos que soñarse pueda, junto con los útiles de jardinería y floricultura más variados y sorprendentes.

Otros viajeros opinarán en cambio –sobre todo si son señoras- que Amsterdam es irrepetible porque es una especie de emporium donde los turistas fanáticos del shopping pueden gozar a sus anchas con tal de que vayan munidos de sus tarjetas de crédito o su buena provisión de dólares pues aquí se vende de todo, desde porcelanas y cristalerías hasta los diamantes más alucinantes. Porque Amsterdam es, además, la capital universal de los diamantes, y sus talladores se han ganado la justa fama de ser los mejores del mundo. Pero si el presupuesto no le alcanza para llevarse uno de esos inolvidables pero caros souvenirs, siempre puede consolarse comprando uno de los deliciosos quesos del país o, incluso si aun así no halla consuelo, varios porrones de ginebra.

Los museos le esperan

Volviendo al tema de la pintura: si París valió una misa, Amsterdam bien merece dedicarle varios días a sus museos, en los que se ofrecen algunas de las mayores obras de la pintura holandesa. Nos referimos a Rubens, Rembrandt y Van Gogh.

La popularidad de Rembrandt, el pintor de Leiden, trasciende los muros del Rijksmuseum hasta el extremo de servir su efigie como símbolo distintivo de una importante marca de cigarros y de etiqueta de bebidas y rótulo de toda suerte de negocios. Por cierto que en este museo se exponen algunas de las piezas máximas de Rembrandt, incluida La ronda nocturna, que, en rigor, originalmente ostentaba el título de La compañía del capitán Frans Banning Cocq y del teniente Willem van Ruitenburch. Es este un cuadro monumental, imponente, que Rembrandt pintó hacia 1642, cuando contaba treinta y siete años, por encargo del mencionado capitán Cocq.

La pinacoteca alberga a otros grandes artistas del siglo XVII, entre ellos Frans Hals, Jakob von Riudael, Albert Cuyp, Jan van der Meer, por citar a algunos nativos así como a otros grandes europeos, como los españoles Goya, El Greco, Murillo y Velázquez. Y cuando visite usted este museo ejemplar, no deje de admirar, por favor, las porcelanas y casas de muñecas del siglo pasado que allí se exhiben. Volverá a la infancia al instante.

En cuanto a Van Gogh, también él tiene su museo, en Paulus Potterstraat, 7. Aquí uno no sabe si empezar por elogiar los cuadros o el alarde de tecnología y cuidados que los rodea. Unos doscientos cuaros y cuatrocientos dibujos del genio de los girasoles están expuestos en este museo maravilloso dotado de todas las garantías de conservación y seguridad (a esta altura es obligado derramar una lágrima de dolor en recuerdo de los vergonzosos despojos que no hace mucho fueron objeto nuestro Museo Nacional de Bellas Artes y, más recientemente, el Castagnino de Rosario).

Tampoco debería pasarse por alto una visita al Museo Stedelijk, que posee una riquísima colección de pintura de Monet, Degas, Cezanne, Matisse, Mondrian, Kooning, Picasso y, último pero no menos importante, el inefable Chagall.

La gastronomía es también un arte

A los colegas de nuestra admirada –y seguida- Emmy de Molina les ha de interesar sin duda, como a todo gourmand que se respete, hacer un tour por el Museo Histórico Culinario (Wibautstraat, 220), situado en la misma sede de la escuela de pastelería de Amsterdam en donde pueden apreciarse algunas de las "armas secretas" que los antiguos holandeses utilizaban para elaborar su mundialmente famosa repostería.

Pocos pueblos se desayunan en forma tan copiosa como los holandeses. Allí el desayuno es toda una institución, un banquete diario cuyo menú consistente en un variado repertorio de verduras y hortalizas en crudo, café con leche, mermeladas y compotas, embutidos, quesos, mantecas, diferentes clases -¡oh, el vilipendiado pan!- de pan y, naturalmente, la deliciosa, formidable cerveza holandesa.

En cambio, fuerza es reconocer que lo mejor de la cocina holandesa no lo encontrará en sus platos típicos sino en los restaurantes de Indonesia, su ex colonia, donde es posible saborear platos del Lejano Oriente como los rijstaffel (hasta cincuenta platillos distintos, picantes en general, acompañados de bols de arroz hervido). Son también recomendables los aromáticos sambalans (verduras estofadas), los kroepeks, unos camarones deshidratados y fritos en aceite hirviendo, y los inefables loempias, inenarrables chorizos que se sirven con huevos.

El gastronómico paseo nos ha apartado de otra meta no menos seductora: la de los tulipanes, a los que posiblemente dedicaremos más adelante una nota especial.