La verdad es que terminé el libro que hoy comento en los primeros días de enero, pero por distintas razones no llegaba a escribir las reflexiones que me surgían en este humilde rincón. No es el único libro que Paula y yo tenemos en nuestra biblioteca sobre el genial artista holandés, y con nuestra mudanza reciente tuve el gusto de adquirir una réplica de "La silla de Van Gogh" para colorear la pared de nuestra habitación.
La obra del fallecido Ingo F. Walther y Rainer Metzger merece toda mi admiración, fundamentalmente porque ofrece la producción completa de Vincent Van Gogh, un habitué de La Bonita Prensa.
La muerte del genio, ocurrida en 1890 por suicidio, planea sobre toda su biografía como un fantasma agobiante e implacable, y al recorrer sus dudas y sus búsquedas artísticas y afectivas el lector no puede menos que compadecerse de este holandés solitario y tantas veces incomprendido. Quizás la atracción que Vincent ejerce sobre el aficionado actual se deba en parte a la identidad que él logra entre sus pinturas y la sed posmoderna de una vida más colorida.
El hombre que quiso ser pastor de almas y se convirtió en pintor de estados de ánimo fue consciente de su poderío como artista, y nos legó sus noches estrelladas, sus majestuosos cipreses y sus autorretratos omnipresentes como quien busca en la naturaleza el secreto de la existencia humana, sin encontrarlo.
El libro que hoy nos ocupa es por momentos ilegible, ya sea por la vocación germana de la densidad a toda prueba, o por malas artes de la traducción. Para un lego como este servidor, hay párrafos enteros que resultan ininteligibles, pero aún así el significado de lo escrito se trasluce en la conclusión general que se va metiendo imperceptiblemente en la memoria del lector: Van Gogh fue un hombre de carne y hueso que buscó algo y no lo encontró hasta perder la vida por ello. El pintor mártir, como dicen los autores, es una figura atractiva aunque no exacta, y hasta hoy ignoramos qué llevó realmente a Van Gogh a dispararse en medio del campo. De la misma manera, el episodio en que se amputó el lóbulo de su oreja derecha sigue siendo confuso.
Alrededor de 870 pinturas del holandés son presentadas a lo largo de 700 páginas y analizadas mientras el velo sobre su biografía se descorre y acompaña los argumentos. Las cartas a su hermano Theo también se meten en el desarrollo, como si fueran comentarios al margen del propio Vincent, y todo hace un libro muy exigente con el lector pero muy fructífero para el conocimiento de Van Gogh y estéticamente impecable.
Si el amigo lector quiere saber más sobre Van Gogh, recomiendo La Noche Estrellada, un blog dedicado a su figura. Y a modo de posdata, un extracto de un documental de A&E sobre la vida de Van Gogh, y los seis capítulos del documental dramatizado de Simon Schama sobre el gran Vincent, in English, en el marco del programa "Power of Art" de la BBC. Una hora y pico para disfrutar y recrear el espíritu en medio del mundanal ruido.
23 de febrero de 2010
LA OBRA COMPLETA DE VAN GOGH EN UN LIBRO IMPECABLE
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