28 de julio de 2006

BANQUETE DE LETRAS

En celebración del 35 aniversario del Proyecto Gutenberg, que digitaliza libros cuyos derechos han vencido en los Estados Unidos, hasta el 4 de agosto se realiza una Feria Mundial del e-Libro 2006. Las obras, que son más de 330.000 en más de 100 idiomas, se pueden bajar gratis.

Algunos títulos presentes en la exposición son "Don Segundo Sombra", "Martín Fierro" (con ilustraciones de Juan Carlos Castagnino) y algunos cuentos espeluznantes de Horacio Quiroga, tales como "La gallina degollada" o "El almohadón de plumas". Nombro solo los que me ha ordenado el capricho de este momento. Podría haber mencionado, si no, a Borges o a numerosos autores clásicos extranjeros.


Recomiendo también, por si no lo he hecho ya, una visita a la Biblioteca Cervantes, el portal de Bibliotecas Virtuales, la Biblioteca Virtual Universal, cuyo buscador he incluido en este blog, y Sólo Literatura, sitio dedicado a las letras de origen hispanoamericano.

No hablo más. Dejo que mi silencio, si lo desean, dé paso a su travesía por lejanas tierras literarias.

27 de julio de 2006

EL INSULTO GRATUITO

En Buenos Aires las personas tienen la extraña costumbre de intercalar palabrotas en medio de sus frases.

Una variante posible es la finalización de una exclamación admirativa con un insulto. En este caso, el calificativo viene a enfatizar de manera harto extraña un elogio dado a su destinatario. Por ejemplo, cuando alguien le dice a otro que se comió tres grandes de muzzarella con ajo, su interlocutor le responde: "¡Cómo le das al diente, h de p!".

Una segunda opción es incluir el insulto en el saludo, como por ejemplo: "¿Qué hacés, boludo?". Esto es seguido por un beso o un abrazo. Es poco probable que se dé un simple y formal apretón de manos, porque el insulto tiene como condición cierto estado de confianza entre los protagonistas.

En tercer lugar aparece la manifestación de sorpresa. Un amigo viene y nos cuenta que heredó un millón de dólares. La respuesta inopinada será: "¡No me digas, boludo!".

Hay más variantes, pero creo que con éstas es suficiente. No adhiero a ninguno de estos hábitos verbales, porque pienso que carecen de sentido y de buen gusto. Pero lo curioso es que su uso no responde a una intención de agredir o descalificar al interlocutor, sino que por el contrario expresan admiración, elogio o grata sorpresa, como ha sido dicho.

En el diccionario de la Real Academia Española, insultar significa "ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones". En cuanto al término "boludo", es "dicho de una persona: que tiene pocas luces o que obra como tal".

Si entendemos al insulto como metacomunicación, es decir, como algo que se comunica sobre lo comunicado, es difícil descifrar qué se quiere metacomunicar aquí, aunque tal vez sea mejor no saberlo.

En Buenos Aires hemos deformado hasta la semántica de las palabras. Psicología complicada la del porteño.

25 de julio de 2006

LLORAR NO ES SER DÉBIL

En el blog de Alejandro Rozitchner hay una reflexión muy buena sobre los "evitativos", es decir, sobre "esas personas que están siempre evitando el contacto humano demasiado directo". Dejo una explicación más detallada de este tipo humano para el autor de la expresión.

A raíz de esto se me ocurre que en esta misma familia podría incluirse a los que se incomodan ante la emoción ajena. Hay personas que lloran ante la más mínima modificación en su entorno, o ante una película o una canción que les hace recordar algo. Paula, por ejemplo, es llorona, deliciosamente llorona. Es, como me dijo alguien hace mucho, de "una sensibilidad exquisita".

Por el contrario, hay quienes piensan (y nunca mejor usado este verbo) que quien llora exhibe debilidad o sensiblería. Componen su estado de ánimo, se muestran intactos, racionales, fríos. No me refiero a quien es por naturaleza cerebral, sino a quien cree que no se debe llorar ante los demás. Yo mismo he caído muchas veces en esta actitud, que no me gusta.

No simpatizo ni con la frialdad ni con la sensiblería. Creo que hay un tiempo para llorar, como para cada cosa, sea reir, protestar, negociar o disfrutar. Quien llora no siempre es débil, sino que por el contrario tiene la fortaleza de mostrar su dolor y su tristeza ante los demás. Quien contiene su llanto, por el contrario, es inseguro y oculta su emoción. Los bebés, por ejemplo, son más seguros que muchos adultos, y ríen y lloran sin parar. Saben lo que quieren y lo que les gusta.

No digo que haya que llorar por cualquier cosa, ya he escrito que no me gusta la sensiblería. Las pasiones no deben dominarnos sino que deben ser dominadas, pero a veces, como en el carro de dos caballos, hay que darle más rienda a la emoción que a la cabeza. Por lo menos esto es lo que humildemente pienso y la experiencia me indica.

Ésta es mi reflexión del día.

24 de julio de 2006

CANILLERAS

El 25 de julio de 1990 la FIFA declaró obligatorio el uso de las canilleras. En mi caso, mis primeras canilleras (y últimas) fueron unas azules que me había regalado un compañero de equipo del club para mi cumpleaños. Y gracias a ellas soporté patadas varias.

Creo que me han pegado más de lo que he pegado. Es curioso cómo en la cancha puede verse la personalidad de un jugador en la vida. Los hay solidarios e individualistas, nobles y marrulleros, estetas y pragmáticos.

Yo recuerdo mi debut en el equipo del club como uno de los días más felices de mi adolescencia. Había caído para verlo de afuera, como siempre, con mis Topper azules, bolsito al hombro. Nomás llegar, ya empezado el match, me gritaron que faltaba uno y que me fuera a cambiar al vestuario. Era la ilusión del pibe.

Entré a ver qué pasaba. "Jugá arriba", me ordenó alguien. Y allá me paré, expectante, con mis 17 años. Lo que siguió, aunque no le importe a nadie y no sea recordado más que por este servidor, fue perfecto. Lateral para el Dynamo (o sea, nosotros). El 3 (seguramente el Chino Llach) me la tira y me doy vuelta sin tocar la pelota, burlando a mi marca. De frente al arco, solo se me ocurrió pegarle de afuera del área, por el callejón del 10. La pelota hizo la comba por arriba del arquero y se metió allá en el ángulo, con mi delirio consecuente. Era la primera que tocaba y la había mandado a guardar.

"¿Por qué festejó tanto?", me dijeron que preguntó alguien. Yo había llegado para mirar el partido de los grandes y de repente era el protagonista sin tener siquiera los botines puestos.

Ganamos 2 a 1 y después siguieron todos los otros partidos, jugados en Dynamo y Darrospide, mis dos equipos de CUBA. Tuve días para el recuerdo, y jornadas horribles también. Fui titular e hice banco, erré goles increíbles (recuerdo dos, puntualmente) y metí otros sobre la hora (recuerdo varios, pero especialmente uno en un partido que no iba a jugar). Me comí codazos en ojos y patadas arteras, incluida una que a poco estuvo de sacarme un ojo. Y me expulsaron una vez, aunque erróneamente, porque el árbitro le creyó al rival que teatralizó un codazo mío involuntario. Nunca me agarré a trompadas. Jugaba de 8 o de 4, y a veces iba sin dormir.

Una vez "abandoné la concentración", disgustado con el capitán del equipo, que me había hecho ir para, finalmente, darle mi lugar a un amigo suyo. Las cosas se hablaron en un bar, mano a mano como debe ser.

Mi retiro del fútbol de CUBA fue, como debía ser, en un partido entre mis dos equipos. Entré en el segundo tiempo y antes de ingresar ya había resuelto irme de Darrospide. Nunca más volví a jugar en cancha grande (la única donde se juega el verdadero fútbol), excepto en mi despedida de soltero, cuando me puse la del Cuervo para hacerlo con mis amigos sobre el verde césped que había visto mis primeros pasos con el esférico. Tal vez vuelva algún día al club o a otro campeonato, aunque está difícil.

Yo sé que esto que acabo de escribir interesa muy poco al amigo lector. Le pido comprensión: necesitaba hacerlo.

Gracias por su paciencia.

21 de julio de 2006

EL DIAMANTE LOCO SE APAGÓ

En 1975, cuando Waters, Gilmour, Mason y Wright grababan "Wish you were here", un hombre gordo y con la cabeza rapada entró al estudio. Era Syd Barrett, irreconocible para sus ex compañeros de Pink Floyd. Después de unos momentos con ellos, se retiró y volvió a su ostracismo.

El 7 de julio último el fundador e inspirador de la mejor banda de rock progresivo de la historia llegó al final de su tortuoso camino.

No agregaremos nada a lo mucho que se ha escrito sobre él. En estos días han surgido recordatorios en todo el mundo del rock, e incluso la prestigiosa revista The Economist le dedicó su obituario semanal.

Syd Barrett grabó dos discos con Pink Floyd: "The piper at the gates of dawn" y "A saucerful of secrets". Del último de ellos nos queda su legado en el tema final: "Jugband blues".

Su adicción a las drogas duras y su locura en aumento le impidieron seguir con la banda. En los recitales se quedaba inmóvil sin emitir sonido, olvidaba sus guitarras o formulaba incoherencias. Se volvió incapaz de componer y de seguir el ritmo de las giras, lo cual se vio sobre todo en un tour por la Costa Oeste de Estados Unidos, después del que sus compañeros decidieron marginarlo y ubicar a David Gilmour, ex compañero de estudios de Barrett, como miembro permanente de la banda.

Los intentos posteriores para que Syd Barrett volviera a tener una vida más o menos normal fracasaron. Su genio le alcanzó para editar dos discos como solista, más un par de compilaciones. Pero su cuerpo vencido pasó por distintas clínicas psiquiátricas y casas de caridad, de las cuales siempre volvió a la casa de su madre, en Cambridge, donde vivió aislado con sus pinturas.

En una nota de octubre de 2002 en The Observer, se hallan numerosas anécdotas de su vida después de Pink Floyd. En una ocasión le habían conseguido un trabajo como jardinero, pero en una tormenta tiró las herramientas y se fue a su casa. Cuando su madre falleció, destruyó todas las obras de arte que él pintaba, tiró abajo el árbol y la cerca del jardín y quemó todo.

De hecho, él destruía todo lo que pintaba si no lo juzgaba perfecto. Y lo primero que destruyó, desgraciadamente, fue al genio que él no podía contener en su humanidad autoflagelada.

Sus compañeros de Pink Floyd se inspiraron en él y sus alucinaciones para varias letras. La más mencionada es "Shine on you crazy diamond", dedicada a Syd.

"And I'm wondering who could be writing this song" ("Y me pregunto quién estará escribiendo esta canción"), confiesa Syd Barrett en "Jugband blues". Y termina: "And what exactly is a dream? And what exactly is a joke?" ("¿Y qué es exactamente un sueño? ¿Y qué es exactamente una broma?").

La vida le negó la respuesta.

20 de julio de 2006

TERMINEMOS CON LA FARSA

Ayer recibí un mail: "Gente Querida... Les copio una invitación para celebrar juntos el DÍA DEL AMIGO...".

Mi respuesta fue: "Perdón, pero no sé quién sos ¿puede ser?".

La réplica no se hizo esperar: "Perdón...tampoco sé quién sos... Disculpá las molestias. Igualmente si querés te podés sumar a la propuesta".

Digo yo ahora: ¿No se nos estará yendo la mano con esto del Día del Amigo? He sufrido reconvenciones varias por ser crítico de esta celebración, pero lo que acabo de reproducir no hace más que darme la razón (y el año pasado recibí más de un mensaje similar de otras personas).

Todo lo que sé es que los bares, parrillas y boliches se llenan, y ofrecen un menú especial que supuestamente acompaña los festejos, solo que por un módico precio de 30 o 40 pesos en contrapartida de "pizza libre" (es decir, lo que podríamos pagar 10 pesos o menos en cualquier pizzería). Eso sí, no se incluye la bebida, o sea la gran parte de la factura final.

Me parece muy bien que los amigos se reúnan y que haya motivos para celebrar, pero de ahí a manosear el concepto de "amistad" hay un trecho largo. De repente uno se ve saludado por conocidos de antiguos trabajos, ex compañeros de pista en el boliche, vecinos u otros. Y en mi caso, el Día del Amigo pasa sin hablar con mis amigos, que en este tema piensan como yo.

Tengo la fortuna de contar con muchas amistades genuinas, únicas y necesarias. No necesito un día para honrarlas, lo hago cada vez que puedo. Pero aún si festejara este día, preferiría no poner a mis amigos en la misma bolsa que a los conocidos. No es mala onda, es sencillamente distinguir las relaciones que uno tiene. El perro en la cucha, el inodoro en el baño y el malvón en la maceta.

Alguien me dijo: "Ahora vos festejás el Día del Padre porque tenés hijas". Aún si esto fuera así, yo tengo amigos desde hace más o menos 30 años, y sin embargo nunca he festejado esta fecha. No me es natural, qué quieren que le haga.

Esta columna está dedicada a todos mis amigos.

19 de julio de 2006

EL BANQUETE ESTÁ SERVIDO




Si el lector es un amante del rock progresivo como yo, lo invito a ver este video de Genesis haciendo el clásico "Supper's ready", a mi juicio la obra maestra del género junto con alguna otra de Pink Floyd.

El video, de 1973, dura 23 minutos y tarda en bajarse, pero vale la pena dejarlo descargándose y esperar un rato haciendo otra cosa.

En mayo de 1980, es decir, después de su etapa más creativa, Collins, Banks y Rutherford eligieron, cada uno a su tiempo, a esta canción entre sus preferidas, en una entrevista con la legendaria revista "Pelo".

Recomiendo observar los disfraces de Gabriel, las manos de Banks en los teclados, la melena de Collins y la concentración absoluta de Hackett y Rutherford en las cuerdas. El sonido no es óptimo, pero es acorde a los recursos de la época.

Más allá de esto, lo realmente importante es lo estrictamente musical, con un final apocalíptico después de los más diversos climas a lo largo de 23 minutos. Esto no se puede oir a la ligera, advierto. El rock progresivo es complicado y oscuro, y esta obra es una de sus mayores exponentes en cada matiz, en cada tempo, en cada una de sus siete partes.

No se lo pierdan.

18 de julio de 2006

EL HÁBITO DE LA LECTURA

En estos días estoy leyendo dos libros, después del receso obligado por el Mundial. El primero de ellos es "El conde de Montecristo", otro clásico de Alejandro Dumas. Curiosamente, llego a casa exhausto de la jornada que incluye labores de niñero, y encuentro a Paula mirando la telenovela cuyos autores dicen haber hecho (con cierta pretensión culturosa en un nivel puramente epidérmico) una adaptación de esta obra. Entonces, después de recibir el saludo de mi mujercita en el brevísimo tiempo que Echarri me concede, me dirijo a la mecedora de la sala y abro el libro para volver imaginariamente a la Europa post-napoleónica de la narración. La situación inversa puede darse si hay partido, como ocurrirá ni bien empiece el campeonato. Entonces será ella quien tome su libro, que en esta etapa es, creo, uno de Saramago.

Dumas es de esos autores que atrapan al lector con solo leer unas pocas páginas. Cuando uno está cansado y se le cierran los ojos, lamenta tener que despedirse de Dantés para dormir hasta el día siguiente. Aunque, como ya se ha dicho, el libro es ese amigo que siempre espera donde lo dejemos, y la aventura recomienza ni bien el lector regresa al rincón donde la dejó. Uno es el protagonista.

Dumas hace recordar a Julio Verne, a Victor Hugo y a la Baronesa D'Orczy con su Pimpinela Escarlata, obra ésta que leí en mi adolescencia y que ahora no encuentro en Buenos Aires.

El otro libro que estoy leyendo aparece en el rutinario subte, en mis ratos de transición física de un lugar a otro, a las 10 de la noche. Se trata de "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva", la obra de Stephen R. Covey que ha vendido, según afirma su portada, más de 15 millones de ejemplares en todo el mundo. Yo no suelo prestarle atención a esta estadística porque para mí no es indicativa de calidad. Pero en este caso, me habían hablado tanto de este libro que decidí, primero hojearlo, y después comprarlo.

Los consejos del autor no se aplican solamente a los negocios y a la vida profesional, sino que van mucho más allá. Su visión general se asienta sobre principios y valores, que se mantienen inmutables en cualquier circunstancia. El esfuerzo es, por ejemplo, una condición indispensable para una vida feliz.

No faltaría quien irónicamente acotara: "¿Y qué pasa con el que recibe una herencia y no tiene que trabajar, y tiene lo que quiere sin mover un dedo?". A esto respondería yo que este supuesto afortunado no tardaría en hallarse desnudo frente al espejo, sin amor, sin amistades genuinas, sin alguna migaja ganada por él mismo. Aún así, se me podría decir: "¿Y si no le importa?". Y mi reflexión sería que si no le importa ahora, ya le importará cuando la salud, los afectos y la suerte lo abandonen. Porque no es sino sobre la base del esfuerzo que se mantienen los afectos, por ejemplo. Pregúntenle a un padre de dos hijas, sin ir más lejos, que el domingo pasado se derrumbó agotado sobre su cama de 5 a 10 de la noche y de 12 a 8 de la mañana siguiente. Y no les hablo de la madre, que se levanta un promedio de tres veces por noche, algo que minaría la resistencia física de un miembro de la CIA pero no tuerce la voluntad de Paula.

Solo con un ejemplo de los valores recorridos por Covey me he ido por las ramas. Ya hablaré con algún detalle de este libro. Por lo pronto, no es una receta mágica, sino que requiere de una decisión y una iniciativa que solo si se traduce en acciones es fructífera. No es un libro para leer como cualquier otro, sino que el autor invita a recorrerlo repetidas veces cuando la ocasión requiera su aplicación.

Gracias por su tiempo.

12 de julio de 2006

PERROS Y GATOS

Algunos lectores, o más bien lectoras, de este blog, estarán de parabienes: El Mundial ha terminado, y con él se apagan también los comentarios sobre el magno evento que tan disconforme ha dejado a este servidor.

Los maridos o novios han vuelto a hablarles a sus mujeres, la eficiencia en el trabajo se ha incrementado y los bares se han transformado otra vez en rincones de sosiego para los nómadas de la ciudad.

En mi casa está cercano el momento en que se incorpore a la familia un nuevo ser. No se trata de un humano, sino del heredero de Rosko. No lo reemplazará, sino que será él en sí mismo, aunque las comparaciones vayan a ser inevitables. Los notificaré cuando haya novedades.

En general, siempre he preferido los perros a los gatos. Ni siquiera me parece que la comparación resista más de 10 segundos. Recomiendo fuertemente "Cuando el hombre encontró al perro", obra del fundador de la etología, Konrad Lorenz.

Una de las reflexiones que más recuerdo de este libro es la siguiente: Es difícil darse cuenta de que un perro nos ha amado más de lo que nosotros lo hemos amado a él. Cualquiera que haya tenido un perro puede comprender a qué me refiero.

Ya he mencionado a Rosko y lo que él significó en mi vida. Entre toda la felicidad que Paula me regaló al encontrarla estaba él, que me reconoció antes que su dueña. Y allí también vivía Mima, una gata que había salvado su vida de milagro al caer de unos cuantos pisos a la calle. Su acción de bienvenida consistió en depositar sus excrementos en una de las pantuflas que yo dejaba en lo de mi entonces noviecita para estar cómodo. Mi respuesta fue correrla por todo el departamento hasta agarrarla y pasarle la cara por su propio pis. No volvió a hacerlo.

Con el tiempo aprendimos a convivir, aunque ella siempre supo que yo no la tenía en mi predilección y me contemplaba celosa cuando yo jugaba con Rosko. Cuando nos casamos le dije a Paula que prefería no llevar a Mima con nosotros, y entonces se la dejó a una amiga. Ahora lo recuerdo y siento una pequeñísima culpa, pero creo que los gatos son más individualistas que otra cosa, y mientras tengan techo y comida todo lo demás es relativo para ellos.

Como dijo alguien, los perros tienen dueños, los gatos tienen personal a cargo.

10 de julio de 2006

DE ESPALDAS AL FÚTBOL

Cuando empezó el Mundial, en la oficina hicimos una clásica rueda de apuestas para anticipar los dos equipos que pasarían su zona. Yo puse que Italia quedaría eliminada en primera rueda, y me equivoqué. Pero la raíz del error no estuvo solo en mi inteligencia sino también en mi voluntarismo. Yo quería que aquello sucediera.

La razón de mi deseo está a la vista: Italia ha sido un equipo especulador que hizo trampa ante Australia, goleó a una Ucrania que ni siquiera se creía estar en cuartos de final y botoneó para que suspendieran a un jugador alemán a través de un video. Su victoria ante los anfitriones se debió, en gran parte, al desgaste físico que ellos traían de su pírrico triunfo por penales frente a la Argentina.

En la final, Italia probó suerte en el primer tiempo, y una vez que hubo agotado sus escasos recursos creativos, se dedicó a esperar como pudo los penales. Ni siquiera puede hablarse de una buena defensa, ya que su arquero fue la figura del seleccionado a lo largo del Mundial y frente a Francia le llegaron varias veces. Era triste presentir lo que finalmente iba a suceder. El equipo que no terminaba de definir el partido se quedaría sin nada frente a un grupo de jugadores cuyo próximo paso será el desfile por los tribunales de su propio país.

En síntesis, este Mundial mediocre ha tenido un campeón lamentable.

La expulsión correcta de Zidane fue una metáfora del fútbol. El mejor jugador del torneo (en lo que a fútbol puro se refiere, sin tener en cuenta su cabezazo de calentón sin remedio) se fue por la puerta de atrás, y hoy contemplamos los festejos de quienes suscitan la admiración de ciertos sectores por su pragmatismo desdeñoso de la ética y la belleza.

Los alemanes ¿festejaron? su tercer puesto, y Ballack leyó unas palabras irónicamente guardadas en la media de Lehmann. La pasaron mal en ese partido, y se desahogan en consecuencia.

Fue una pena que la Argentina no ganara este Mundial. Estaba servido en bandeja. Paradójicamente, lo perdimos cuando en esos minutos fatales de Berlín dejamos de jugar como Argentina y quisimos hacerlo como Italia, aguantando atrás y tirando pelotazos para Cruz. Y ahora habrá que discutir otra vez si el fútbol lindo o los resultados, como si fuera una opción válida y excluyente. Los mismos de siempre nos dirán que hay que ser como Italia, que gana sin gustar pero gana.

Que me digan lo que quieran: Parafraseando al Loco Gatti, yo sentí placer viendo jugar a Ghana. La pelota fue siempre bien tratada y Brasil se comió un malambo terrible aunque supiera que iba a ganar el partido. No pretendo que la Selección juegue como Ghana, también quiero que gane. Pero es falso que la opción sea Ghana o Italia. La opción es Argentina 6 - Serbia 0.

"El mundo nos pertenece", tituló un diario italiano. Ayer fue un día triste para el fútbol.

4 de julio de 2006

1 de julio de 2006

LOS ESPERAMOS EN EL 2010


SUDÁFRICA TAMBIÉN EXISTE

Seré franco: No tenía buenas sensaciones para este partido. Ni el jueves ni el viernes fui a trabajar, me pedí dos días y me borré de la oficina, la verdad es que pensaba en una derrota y además tenía que terminar un trabajo. Tenía que dar pronósticos para apostar en la oficina y no quise, iba a poner a Alemania.

Toda la semana fui pesimista con este partido, desde el jueves empecé a tener más fe porque a ellos los veía agrandados, y por ende inseguros, como con miedo.

Pero ayer, cuando se lesionó Abbondanzieri y vi que empezábamos a regalarla, me puse a los gritos, Sofía me miraba... Vino el gol y me eché cuatro insultos al aire, se veía venir, estaba para ganarlo y les jugamos como México a nosotros hasta que vino el doble cabezazo.

Eran cantados Messi y Aimar, eran cantadísimos, no admiten la menor discusión. Lo dije en el momento, no es ahora con el resultado puesto que lo digo. Estaban para cachetearlos, no podían hacer tres pases, todos muertos de miedo los alemanes. Y los dejamos venir, igual que contra Costa de Marfil y contra Holanda en el último cuarto de hora.

Riquelme tiene un problema, él dice que juega así, si siempre va a jugar así que no juegue más. A mí me encanta cuando el tipo juega como en boca, pero ayer el partido le quedó grande, no es solo que jugó mal, porque eso todavía se puede comprender, pero es que no puso huevo y lo de poner huevo lo había dicho Tévez en la conferencia de prensa, era claro que el partido se ganaba en el medio. Lucho en cambio dio lo que podía dar, estuvo a la altura, y Mascherano ni hablar.

El ídolo de Riquelme, Maradona, era distinto también porque hablaba y le corría sangre por las venas, Riquelme cree que puede disponer de sus energías con la celeste y blanca, o siente el fútbol así. Hubo una jugada en el primer tiempo en que esto fue clarísimo, ahora ya nadie se acuerda, le pasó por al lado y ni se movió para recuperarla, era un pase alemán. Estaba jugando contra ellos en un Mundial...

Yo no me voy al otro extremo, no digo que sea un desastre, pero alguien le tiene que explicar, arrancó bien, la pedía, hablaba, después se fue quedando como un pajarito. Que lo mire a Tévez, que tiene calidad pero es guapo, también.

Messi se quiere matar, el pobre, pero igual no puede estar sentado así en el banco, mirándose el cordón del botín en el alargue. No importa que el DT se equivocó, vos tenés que poner huevo desde afuera. Los alemanes se ríen de que no haya jugado, le tenían más miedo que a nadie.

Cruz hizo lo que pudo, pero el cambio fue errado. Era Messi cantado, y lo lamentaré hasta que salgamos campeones en Sudáfrica, estaba todo tan claro... Paula es testigo fiel de mi desesperación con los cambios...

La Selección jugó bien, pero le faltó la llegada arriba (y otra vez Riquelme no se la quiso dar a Crespo en el contragolpe después del gol). La defensa jugó un partidazo, fue una defensa campeona para mí, la mejor defensa del Mundial.

Creo que al margen de errores propios y de un arbitraje tendencioso, seguimos sin suerte. Es increíble que te toquen estos en cuartos, después de ser el mejor equipo del Mundial. Miremos a Italia, saliendo de paseo con los ucranianos después de robar con Australia.

A los jugadores ¿qué se les puede decir? Estuvieron a la altura del partido excepto Riquelme. La defensa bárbara, se los comieron a los delanteros salvo en el gol. A mí Ballack no me parece nada del otro mundo, qué quieren que les diga, me parece que Alemania necesita desesperadamente una figura y este está inflado, un tipo que se acalambra de los nervios. Me quedo con el lateral derecho que es un crack, o con los delanteros polacos, o con el que entró que me hizo acordar al negro Barnes en el 86. Y el arquero, un alemán clásico, atajó los dos penales y se fue en silencio, eso es altura, el partido tendría que haber quedado para Argentina, dudo de que Lehmann haya pensado eso pero los gestitos de sus compañeros estuvieron de más.

Con respecto a Pekerman, después de la crítica que cabe en los cambios, me saco el sombrero. Altura, honestidad para la comunicación y liderazgo a prueba de giles no son poca cosa. Y además, la Selección jugó el mejor fútbol de los 36 equipos del Mundial.

Me identifiqué con esta Selección, no como en el 2002. Estos pibes se fueron jugando al fútbol y creo que de lo visto hasta ahora fueron los mejores, los tuvieron a los alemanes con el corazón en la garganta durante dos horas en su casa. En el festejo de ellos también hubo desahogo, y Blatter sonreía aliviado.

Después de todo, nunca terminé de ver clara una final con Brasil, intuyo que Sudáfrica nos espera para terminar 20 años sin finales.

Peor, como dice mi amigo/hermano Gonzalo, es vivir en Gaza. Y si había que perder, prefería hacerlo con estos que con Italia o Brasil. Es tiempo de mirar el promisorio futuro en el Sur, que también existe y aguarda en 2010.