27 de noviembre de 2006

LAS PESADILLAS DE LA RAZÓN

Siempre he pensado en el final que tuvo el Siglo de las Luces con su Revolución Francesa, que se devoró a los que la habían impulsado en nombre de la razón y la libertad.
Descartes sentó las bases del racionalismo filosófico al ubicar en primer lugar a la razón y recién después al ser. "Pienso, luego existo". Rousseau inventó el Contrato Social, anterior a la sociedad natural, como un pacto entre los individuos que por decisión de la voluntad general se ponen de acuerdo (y el que no acuerda, queda fuera del sistema) sobre los derechos de los hombres. Es el triunfo de la voluntad frente a la razón fría de sus predecesores, pero lleva también a una tiranía de la mayoría. Es la búsqueda permanente de un absoluto en un romanticismo que también conducirá a excesos sin retorno. La Revolución Francesa instituyó su Declaración de los Derechos del Hombre, y en su nombre guillotinó a miles de personas mediante el Régimen del Terror (entre ellos, al mismo que había creado la guillotina).
El siglo XIX vio el intento restaurador de las monarquías europeas y la solución de conflictos sin grandes guerras, con la ilusión del progreso ilimitado. Pero la naturaleza humana respondió, y la reacción llevó a las denuncias del marxismo y el anarquismo primero, y al ascenso del irracionalismo después. Hitler y Stalin representaron fielmente ese abandono de la razón en el siglo XX, que dejó millones de muertos. Actualmente asistimos a la era posmoderna del vacío, del pensamiento débil y la modernidad líquida, donde todo puede ser puesto en duda y ninguna certeza es absoluta. Se erige una ética a la carta en la que cada conciencia es puramente individual e inmanente, y no trasciende las fronteras de la propia libertad. Pragmatismo puro.

El secreto, como siempre, parece estar en el equilibrio. Ni racionalismo absoluto y prepotente ni pasiones desbocadas y tiranas. El hombre viaja en un carro tirado por dos caballos: la razón y los instintos. Si uno hace más fuerza que el otro terminaremos mal.
Francisco de Goya y Lucientes, pintor aragonés de la época de la Revolución francesa y las Guerras Napoleónicas, vio los horrores de la violencia humana, y en uno de sus muchos grabados nos dejó estampada la ilustración que acompaña estas reflexiones. "El sueño de la razón produce monstruos".
Más arriba se ha querido exhibir otra obra de Goya más conocida que la ya nombrada: "El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío". Allí ilustra las ejecuciones que el ejército francés llevó a cabo como resultado de la insurrección de los españoles frente a las fuerzas de Napoleón. Pero lo interesante es observar a los soldados sin rostro, con sus armas geométricamente apuntadas al hombre a punto de morir, quien los mira con su camisa blanca (simbolizando la inocencia frente a la guerra, la vida frente a la muerte) y su postura de crucificado.
Estas imágenes no hacen otra cosa que simbolizar lo que se quiere decir en estas líneas: cuando la razón es encumbrada a un pedestal imposible e ilimitado, el final de la historia es el que se ve.

24 de noviembre de 2006

ARRANCAR DE CADETE

Siempre que se festeja el Día de la Madre, del Padre, del Bancario, de los Enamorados, de la Secretaria y tantos más me hago la misma pregunta: ¿Por qué no existe aún el Día del Cadete?

La primera materia que hay que aprobar en la Universidad de la Calle es Cadetería. Todas las demás son correlatividades.

No se puede salir a la calle sin saber cómo hacer una combinación de subte de Belgrano a Boedo, o qué colectivo nos lleva del centro a Villa Devoto. Es decir, se puede salir, pero con una limitación importante en el escenario.

Cadeteando uno se hace amigo de porteros (o encargados, como prefieren ser llamados), kiosqueros, algún chofer de la línea que tomamos siempre, el mozo que trae el café a la oficina o el librero que tiene la cuenta de la empresa.

Los enemigos mortales del cadete son dos: la lluvia y el sol. O mejor dicho, la tormenta feroz y el sol infernal del verano porteño. Quien ha cruzado la 9 de Julio un 15 de enero con 36 grados de temperatura sabe de qué hablo. Y también quien ha llevado cheques bajo la lluvia que a todo llega. La garúa es otra cosa. Molesta pero no moja.

El cadete debe tener carácter para saber decir que no a las requisitorias privadas de quienes confunden lo público con lo privado. Entonces, cuando nos piden que vayamos a comprar fasos la respuesta depende de varias circunstancias: de las ganas, del tiempo disponible, de quién lo pida. En última instancia, el cadete no está obligado a hacer favores, los hace si quiere.

El cadete podría hacer la lista de pedidos de almuerzo de cada empleado de su oficina, ya los conoce. Para aquél en pan de salvado, para éste figazza. Éste Coca Diet, aquél Paso de los Toros.

El cadete es el alma de una oficina. Cuando no está su ausencia se siente, porque se lo necesita como el cuerpo a la sangre que lleva todo a todos lados. Y si al cadete se le ocurre revelar secretos, más vale agarrarse, porque el cadete sabe vida y obra de sus jefes. Les paga resúmenes de tarjeta, les busca estudios médicos, va a retirar fotos reveladas, les manda cartas por correo y les lleva cosas de apuro a lugares insospechados.

¿Para cuándo el Día del Cadete?

22 de noviembre de 2006

HOMBRE Y MÚSICA

Durante el reinado de la gloriosa dinastía Tang, en el Segundo Imperio de la antigua China (del 613 al 907, si no me equivoco), la educación de un noble tenía como materias principales las siguientes: Manejo de carros, lanzamiento con arco, caligrafía, matemática, música y ritos.

La diferencia en la valoración de ciertas disciplinas y actividades con el presente es llamativa. El manejo de carros y el lanzamiento con arco han sido reemplazados por otros oficios o técnicas. La caligrafía permanece, aunque a mal traer y cuestionada por quienes auguran la suspensión de toda convención literaria. Los ritos, como dijo el zorro al Principito, se tratan de algo bastante olvidado. Pero lo que más llama la atención, a juicio de este servidor, es la inclusión de la música entre las seis materias fundamentales que todo noble (es decir, todo ciudadano capaz en la concepción antigua) debía dominar.

Hoy en día, la música es enseñada en las escuelas, pero quien se dedica a ella es considerado un bohemio alejado de las carreras clásicas como la economía, el derecho o la medicina. No hay seguridad económica para quien elige el camino de la música, y ésta es ubicada con frecuencia en la inofensiva categoría de hobby.

La música nació con el hombre, y fue a través de ella que el género humano intentó comunicarse con la divinidad y con los muertos. Se ha comprobado que los bebés ya escuchan la música desde el seno materno, antes de nacer, y que esto favorece la comunicación del bebé. Aún más, después de nacer el bebé reconoce la música que oía dentro de su madre a partir del quinto mes.

Otros estudios dan cuenta de un discutido "Efecto Mozart", que estimularía las funciones cerebrales, reduciría el stress y la depresión, y mejoraría la salud, al escuchar las sinfonías del célebre compositor.

Existe además una disciplina -la musicoterapia- que usa la música para tratar enfermedades y acompañar procesos educativos.

Invito al lector a escuchar algunos fragmentos de Pachelbel, Albinoni, Haydn, Vivaldi, Haendel, Mozart y Bach, en el Día de la Música instituido en honor de Santa Cecilia.

EL OTRO YO

Leo por ahí que habrían identificado el rostro (en la foto) del célebre criminal Jack El Destripador, que aterrorizó a Londres a fines del siglo XIX. En la nota se dice que este muchacho habría tenido cierto don de gentes como característica saliente de su personalidad. Menudo don...

Ya me he referido a Mateo Banks, el famoso asesino serial de origen irlandés que anduvo por el Presidio de Ushuaia. Incluso en mi luna de miel me saqué una foto manteniendo una imaginaria conversación con la escultura que lo representa en el ahora museo de la ciudad austral.

Uno que terminó sus días en aquella prisión fue Cayetano Santos Godino, de alias "El Petiso Orejudo". A los 16 años había asesinado a sangre fría a cuatro menores de edad e intentado matar a otros siete. La mayoría de ellos tenía entre 1 año y medio y tres años de edad. A este infeliz le gustaba torturar a sus víctimas antes de matarlas, y por eso varias veces no pudo terminar con su tarea: lo descubrían antes. En el Penal de Ushuaia pasó largos años, solo y odiado por sus compañeros de prisión, debido a que había torturado a dos gatitos que eran mascotas de los reclusos. Una versión indica que su muerte fue causada por la golpiza propinada por ellos después de que le sacara los ojos a uno de los gatos.

La novela "Crimen y Castigo", de Fedor Dostoievski, narra el asesinato de una prestamista por parte de Raskolnikov, el protagonista, quien se debate durante toda la obra entre la culpa y la convicción de haber hecho justicia sin apelar a jueces externos sino a la propia conciencia. Es decir, la conciencia lo ha guiado el crimen y después le reclama la redención. Es la tensión entre las dos caras del ser humano, capaz de las mejores y las peores acciones.

En "El hombre en busca de un sentido", el fundador de la logoterapia, Víctor Frankl, celebra que el mismo ser humano capaz de haber creado monstruosidades tan grandes como el campo de concentración de Auschwitz (al que él había sobrevivido) sea el que puede entrar a una cámara de gas rezando el Padrenuestro. Otra vez, las dos caras de la Humanidad. "El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste.

"El hombre puede hacer las mejores y las peores cosas. Una infancia infeliz puede llevar al peor de los criminales o al mejor de los filántropos. La mente y el corazón humanos tienen mecanismos muy extraños, desconocidos en gran parte para la ciencia, misteriosos, recónditos, apenas sospechados en sus poseedores.

Somos capaces de cualquier cosa. Menos de ser inhumanos.

16 de noviembre de 2006

EL SUEÑO

Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar?
La hora nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora

de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra

y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?

(Jorge Luis Borges, 1964)

14 de noviembre de 2006

VENTAJEROS

Una actitud que detesto de muchos porteños es ese afán de sacar ventaja, aunque sea mínima, de todo.

Esta misma mañana iba a tomarme el subte y tuve que desviarme para cruzar la calle porque un auto estaba estacionándose sobre la línea peatonal. Yo venía de regular humor por distintas circunstancias de la mañana, así que la cara que le dirigí a la conductora (una paqueta señora de Colegiales) debía ser bastante amenazadora. Se quedó esperando dentro de su auto hasta que me alejé después de decirle, respetuoso pero firme, un par de cosas. Una vez que estuve a unos 40 metros se bajó del auto con la cara de mármol típica de los porteños ventajeros.

Otros ejemplos de lo que digo son los siguientes:

- Señoras que se abalanzan sobre un asiento repentinamente desocupado a tres filas de ellas, con su mejor cara de nada. Estos seres especulan con que si uno les dice algo quedará como el maleducado que no quería darles el asiento.

- Pasajeros de subte o colectivo que se duermen repentinamente apenas sube una anciana, una embarazada o cualquier persona sospechosa de necesitar un asiento urgente.

- Ciclistas que cruzan en rojo y se ríen de las palabritas que uno les dirige desde atrás.

- Repartidores de comida que marchan en sus motos a contramano por las calles del barrio.

- Habitantes de Buenos Aires que sacan a su perrito a pasear y no recogen la caca de su inocente mascota.

- Personas que aprovechan que el colectivo frena unos metros más allá de la parada para subirse por delante del que estaba primero en la fila.

- Cajeros que pretenden redondear el vuelto a favor de ellos, cuando existe una norma que los obliga a favorecer al cliente.

- Conductores con calcomanías de discapacitado que podrían correr la carrera de San Silvestre.

Estos son solo algunos ejemplos. En todos los casos, las reacciones más comunes de los vivos frente a la protesta de uno son dos:

- Indiferencia absoluta hasta que pase el temporal.

- Postura de ofendidos por la reacción extemporánea del afectado.

Como conclusión de esta columna, quiero decirles a todos los vivos y ventajeros que pululan por la ciudad de Buenos Aires que los detesto profundamente y disfruto con mucha fruición cada vez que veo que una avivada les salió mal. Ya volveremos a hablar de ese defecto tan argentino y tan lamentable.

Amén.

13 de noviembre de 2006

PUMAS EN LONDRES

Mientras sigo esperando que el tenis nos dé a los argentinos la alegría deportiva que no pudieron darnos el fútbol, el basquet y el hockey, los Pumas se sacaron de encima otra cuenta pendiente y le ganaron a los ingleses en su casa de Twickenham por 25 a 18.


Toda victoria ante Inglaterra es disfrutada con más intensidad por un argentino, por razones que no es necesario mencionar. Los Pumas llegaron a este amistoso -el primero de una gira europea que incluye a Italia y Francia- con muy pocos días de entrenamiento en común y un lamentable enfrentamiento con la dirigencia de la Unión Argentina de Rugby, cuyo presidente ni siquiera se acercó al vestuario a saludar a los jugadores después de la victoria.

En el plano internacional, Los Pumas son cada vez más reconocidos, pero prima aún una concepción elitista del rugby mundial, que se traduce en el Tres Naciones (disputado por Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica) y el Seis Naciones (jugado por Inglaterra, Irlanda, Gales, Escocia, Francia e Italia). Estas nueve federaciones no asumen que la Argentina ya pertenece a un escalón superior al del resto y merece su inclusión en la categoría grande.


A través de La Nación me entero de que el diario inglés "Sunday Times" se refirió con admiración al equipo argentino, en la pluma de su columnista David Parsons, que tituló: "Los Pumas dejan la fortaleza en ruinas". Algunos párrafos destacables son los siguientes:

"Veinticuatro de los 30 fuertes jugadores de la escuadra argentina, que se amontonaron en círculo en el campo de Twickenham para bailar en jubilosa celebración, juegan para equipos europeos. El rugby en su tierra es puramente amateur, y para ganar un euro o una libra envían sus curriculums a los principales equipos confiando en lograr un contrato. Para los seis jugadores que aún juegan como amateurs en la Argentina, hubo un incómodo y apretujado vuelo de 25 horas de Buenos Aires a Londres -vía Madrid- estrujados en asientos clase económica, porque eso era todo lo que su federación podía pagar."

"Los Pumas no recibieron nada de dinero de sus anfitriones por jugar este encuentro (los All Blacks, una semana antes, recibieron un millón de libras esterlinas), y ni siquiera les fue dada una bandera de su país para cantar el himno antes del partido. Sólo dos enseñas grandes de Inglaterra fueron colocadas en el campo de juego, y esto es algo que estos maravillosos guerreros del rugby no merecían."

"Ellos pueden no tener dinero, bandera o sponsors multimillonarios, pero tienen una pasión por este juego que jamás debería ser subestimada".

"No habían jugado juntos desde julio y, por momentos, parecían estar presentándose entre ellos, pero cuando se les dio la oportunidad de hacer historia en el rugby, se unieron".

Un blog muy recomendable sobre la actualidad del rugby es Periodismo Rugby, escrito por el periodista Jorge Búsico. Si el lector busca análisis más ricos sobre lo acontecido el sábado en Londres, aconsejo la visita a este rincón en el éter.

9 de noviembre de 2006

POR AMOR AL ARTE

El miércoles 1 de noviembre Paula y este servidor cumplieron 4 años de felizmente casados y fueron a celebrarlo a Positano, un restaurante que recomiendo fuertemente a todo aquél que pueda destinar unos cuantos pesos de su bolsillo a una salida de éstas. Está allí donde la calle Olleros se hace boulevard, en el barrio de Palermo (Belgrano empieza oficialmente en la calle Zabala, a pesar de un proyecto de algunos vecinos que piden trasladar ese límite a Jorge Newbery).

En este restaurante existe un espectáculo brindado por cantantes de ópera del Teatro Colón, que a los aficionados de este género musical, y a cualquier persona sensible al arte, sin dudas dejará con la panza llena, más allá del exquisito menú que se ofrece.

A raíz de este evento, me puse a pensar en esa capacidad maravillosa que tiene el arte de lograr que alguien se conmueva sin estar viviendo el sentimiento que la obra relata o encarna. Bioy Casares, poco antes de su muerte, escribió acerca de una máquina ficticia que permitía la transferencia de sentimientos entre las personas. Este instrumento no existe en la realidad, pero el arte es la expresión más cercana a ella, y no como herramienta sino como un grito que proviene del fondo del alma de alguien y nos llega a nuestras fibras sentimentales.

La música, la literatura, el cine, provocan una compenetración emotiva con sus mensajes que ninguna otra actividad humana puede lograr. El eco depende del público, y por supuesto de la calidad de la obra. Pero lo maravilloso es pensar que nos podemos conmover ante los sonidos de "Nessun dorma", de Puccini, o frente a la lucha de Jean Valjean, el héroe de "Los Miserables" de Victor Hugo, o con el lamento desgarrador de un cantaor sobre un tablado de Sevilla, sin haber participado de la historia ni haber conocido directamente a sus protagonistas. Y por añadidura, casi siempre lo que se nos está relatando o cantando o mostrando no ha sucedido en la realidad, y lo sabemos. Solo el arte puede hacerlo.

¿Por qué ocurre esto? La respuesta adecuada, tal vez, sea la de George Bernard Shaw, famoso escritor irlandés de fines del siglo XIX y primera mitad del XX:

"Los espejos se emplean para verse la cara; el arte para verse el alma".

7 de noviembre de 2006

ARRANCAMOS DE CERO

Este blog ha sufrido algunas modificaciones menores. Como consecuencia de ello, los records del Pac-Man han desaparecido, y se me ha ocurrido la idea de dar por terminada la competencia obsesiva que se había desatado para arrancar de nuevo. El podio de la primera temporada quedó así:


1- Nikito

2- Pepe Lui

3- El Bambi

4- La Chochi

5- Wally

Nikito puede quedarse tranquilo: El primer puesto que tanto le había costado alcanzar, al punto de privarlo de horas de estudio en su hogar, ha quedado archivado en la tabla de records mundiales, en la que figura en quinto lugar, seguido muy de cerca por Pepe Lui. Nuestras felicitaciones para ellos. A partir de ahora, una nueva competencia queda inaugurada.

En lo que a mí respecta, el hecho de que la Chochi, a sus dos años y medio, haya alcanzado la suma de 247.280 puntos, me llena de orgullo. Otro tanto respecto de mi hija menor, Wally, que llegó a 228.380 puntos con tan solo 8 meses de vida (es decir que nació cuando otros ya pugnaban por llegar a esa cifra en este espacio).

NO SOY UN VASO

Ayer por la tarde en casa estábamos tomando el té, y se me ocurrió brindar. Sofía, que estaba de mal humor porque se acababa de levantar de su siestita, dijo que no quería hacerlo. Paula chocó entonces, muy levemente, su vaso de Nesquik con la cabeza de la pequeña y le dijo: "Salud". Sofía la miró duramente y le espetó: "No soy un vaso".

A veces me pongo a pensar quién me gustaría ser si me tocara encarnarme en la forma de algún objeto determinado. Pongamos por caso un libro, o un disco, o un árbol.

En nuestro balcón elegiría ser, por ejemplo, el jazmín de Madagascar que nos regaló mi hermana María Fe, porque es el que más cerca está del equipo de música, se enreda en toda la reja y puede recibir el sol intensamente.

En nuestra biblioteca, me gustaría ser El Principito, porque está en el borde de uno de los estantes y desde su ubicación se puede observar todo el panorama de la sala y la cocina. Además, es uno de mis libros preferidos, como ya he comentado.

En el caso de los discos, me gustaría ser alguno de Genesis, por razones obvias. Además, desde su ubicación en mi discoteca se puede ver la sala y también el paisaje más allá del balcón. De tarde en tarde recibe algún resto de sol, pero no llegan a él las tormentas porteñas.

Si fuera un árbol las opciones son muchas. Un árbol que siempre miro con nostalgia y al pasar para que no se note demasiado es aquél de Virrey Loreto y Superí, en el que Rosko dejó uno de sus últimos regalitos que yo juntaba con la debida bolsa. Ese es para mí un hito geográfico en el barrio. Sé que se puede deducir de este párrafo que estoy completamente loco y hasta resulte un poco desagradable con mi elección, pero es así la cosa. Si no les gusta ese árbol tengo otros.

¿Y si fuera un vaso? Yo creo que me gustaría ser uno de esos que sirven para desatar conversaciones pendientes hace mucho, confidencias a un oído amigo o declaraciones de amor a la persona indicada. Nuevamente creo que mi elección puede merecer calificativos de cursi o sensiblero. Pero la vida es eso entre otras cosas: comunicación pura, más simple de lo que parece. Y a veces, el trago que uno pide comunica gestualmente más de lo que uno está dispuesto a comunicar con sus palabras.

Ahora bien, en tren de ser más concreto, preferiría ser un porrón de cerveza. De esos de vidrio grueso y asa ovalada, ideales para chocar sin vergüenza, en un brindis de verano, con la espuma cayendo un poco por un borde. Ni una copa de champagne, ni una copa de vino tinto ni un vaso para cóctel. Ni mucho menos un descartable de plástico, de esos que sirven para calmar la sed en la cancha o para brindar en la oficina y después se tiran. Yo soy, o pretendo ser, un porrón de cerveza, transparente, aguantador, simple y compañero.

Sofía me ha inspirado estos pensamientos.

1 de noviembre de 2006

FELIZ ANIVERSARIO

Hace ya cuatro años que Paula y yo nos casamos. Puedo decir que fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Estoy intentando que ella piense lo mismo.
Aquella mañana me fui con mi amigo el Capitán Escarlata a comprar el cotillón. Fue divertido elegir pelucas, sombreros, gorros, collares, trompetas y otros objetos de San Lorenzo y comprar metros de tela azul y roja que funcionarían como banderas en la fiesta.

Después fuimos a llevar todo al salón, que era nada menos que el Club de Pescadores, emblemático lugar de Buenos Aires sobre el Río de la Plata. Allí nos tomamos una cervecita en la barra, y el cajero, que había estado escuchando nuestra conversación, nos preguntó si se casaba un amigo nuestro. "Me caso yo, esta noche, y la fiesta es acá", le contesté. El tipo me miró estupefacto y me dijo: "Si yo me casara hoy sabés cómo estaría...".
Pero yo estaba muy tranquilo, con la serenidad de quien va llegando a su meta en tiempo y forma. Le dije a Escarlata de quedarnos un rato más ahí en el muelle, tomando el solcito primaveral, pero me convenció de volver para el centro a empezar mis preparativos. Lo acompañé a comprarse una camisa para la fiesta y después me fui a domir una siesta, la última de soltero.
Después de una horita de sueño me levanté, me bañé, recibí a un par de amigos que me habían venido a visitar, y me puse el disfraz de novio. En un santiamén, después de tomarme un Nesquik, me fui a visitar a Luis, aquel amigo de quien ya he hablado. Allí en su casa de Parque Avellaneda reinaba la tranquilidad que me hacía falta en esas horas. Me comí dos sanguchitos de lomito, y cuando el sol ya se había despedido de mi soltería me fui en taxi a buscar a la Abuelita Cupy, quien sería la madrina de Paula a sus 93 años.
Llegamos a la Basílica del Pilar mientras se casaba la pareja anterior a nosotros. La Abuela quería entrar por el pasillo central de mi brazo en pleno casamiento ajeno, y me decía que en Chile se hacía así. Por suerte logré convencerla de que lo indicado era aguardar nuestro turno y nos fuimos por un pasillo lateral a la iglesia. Nos quedamos en la sacristía esperando por nuestro momento y recibiendo las visitas de los familiares ansiosos. Finalmente, llegó la hora y encaré el altar para esperar a la novia.
La misa se me pasó como una ráfaga de ritos y ceremonias, acunado por un coro impresionante y muy concentrado en mi rol de animador. El único momento de cierta tensión, si es que se lo puede describir así, fue cuando no podía ponerle el anillo a mi novia. Al tercer intento recordé la técnica que me habían explicado en la joyería amiga, y con no poco esfuerzo lo logré. Después de la comunión leímos una oración que habíamos escrito nosotros, y tras la bendición final salimos por el pasillo repartiendo sonrisas a diestra y siniestra.
El momento de comprometerme ante el Barba a amar y respetar a Paula durante toda mi vida fue casi uno de esos sueños en los que uno se despierta y de repente ya está casado, y empieza la fiesta. De repente me encontré a mí mismo confundido en abrazos y recibiendo comentarios laudatorios y no tanto sobre mi corbata de San Lorenzo, en el Día de Todos los Santos.
Como siempre, hubo sorpresas entre los presentes. Tal vez el caso más emblemático haya sido el tío de mi amigo Arturo, Pirincho (quien de esta manera queda inmortalizado en Internet). Nos había dicho por carta manuscrita que no vendría siquiera a la iglesia debido a que era el cumpleaños de su novia. Unos días después de esa sentencia me mostró un saco que había planchado especialmente por si las moscas. El resultado fue que no solo vino al casamiento, entró a la iglesia y se quedó durante toda la ceremonia, sino que además vino a la fiesta y se divirtió como hacía mucho no lo hacía. Fue su último gran acontecimiento, que disfrutaba contando a sus conocidos.
El primer lugar donde nos sacamos fotos fue el bar "Los Porteños". He puesto la foto: allá al fondo, debajo del vidrio, le había declarado mis sentimientos a una Paula algo escéptica el 20 de enero de 2001. En segundo lugar fuimos al Jardín Japonés, a la vera del cual me robarían la alianza de oro dos meses más tarde y, vaya detalle que tuvieron, dos años exactos después de haber conocido a mi mujercita.
Finalmente rumbeamos para el Club de Pescadores a bordo del Falcon debidamente preparado.
Llegamos bastante tarde, aunque la gente había calmado su hambre en las entradas debidamente ofrecidas. Irrumpimos en el salón al son de "El amor, amor", en la versión de Joan Manuel Serrat, y sorprendimos con un baile improvisado que incluyó varios zapateos sui generis de este servidor, con las palmas de la concurrencia. Después nos sentamos a comer y beber, aunque poco pude hacer a este respecto.
Fue una fiesta muy divertida, y por supuesto muy particular para nosotros. Habían venido muchos amigos de afuera, más exactamente de Estados Unidos, España, Italia, Francia, Inglaterra, Chile y Australia. No paramos de bailar (tango incluido) hasta las seis de la mañana, cuando detuvimos el esqueleto para observar el amanecer sobre el río inmóvil. Cerramos oficialmente la fiesta bailando "Carpet Crawlers", un himno de Genesis que le puso a esa clausura mi nombre y apellido.
En mi caso, el día de mi casamiento tuve una sensación de etapa cumplida, pero no solo en lo referido a mi soltería, sino a mi relación con todas las personas que allí estaban. Fue una noche mágica, aunque suene cursi, porque nunca más volveremos a tenerlos a todos juntos en ese lugar. Porque algunos han partido para siempre y otros habitan geografías lejanas.
Un irrefrenable afán de compartir nuestra alegría fue la salsa de aquella fiesta. Nuestro objetivo era transmitir la más pura y transparente felicidad que llenaba nuestros espíritus, y a juzgar por los comentarios que aún hoy día sigo recibiendo, creo que lo logramos en buena medida.
Solo puedo agradecer, en esta columna tan personal, a Paula y a todos los que llenaron mi casamiento de música y color. Algún día nuestros hijos verán ese video y esas fotos, y sabrán que su papá es un hombre afortunado.