31 de octubre de 2008

NALBANDIAN A LO FEDERER

Quiero guardar en este espacio los puntos que ESPN seleccionó del partido entre el Rey David y Andy Murray, que ganó el argentino por 7-6 y 6-3. No olvidemos que el escocés venía de ganar en Madrid jugando a lo grande. Por favor observen estos puntos en los que Nalbandian desparrama a Murray por toda la cancha. Belleza.

TÍO CARLOS

Resulta ser que entre los muchos regalos que mis padres me dieron estaba el Tío Carlos. Es decir, un tío que escribía de mil maravillas, leído y tan español como el Ebro o la Alhambra, al igual que su hermano Fernando, mi papá.

Carlos Duelo Cavero fue uno de los precursores de la comunicación empresarial en la Argentina, según me ha dicho más de un conocedor del rubro. Pero además de eso, y de ser uno de los fundadores de la Logia del Guiso, escribía colaboraciones en diarios como La Nación, La Prensa, El Cronista o Tiempo Argentino.

Mis primos tienen la colección de sus artículos y me he hecho de una pila de ellos, con el objetivo de compilarlos y digitalizarlos. Esta tarea me permite leer sus escritos y disfrutar de su prosa aguda y nutrida en torno a temas de los cuales, como vengo a descubrir ahora, también me he ocupado en este espacio. Hablo de Van Gogh, de Buenos Aires y de Cristóbal Colón, por citar algunos ejemplos. Claro está que no gozo de los recursos para dotar a estas líneas del rico vocabulario que él manejaba. Uno hace lo que puede.

Cuando tenía unos diez años, fascinado por los policiales de Agatha Christie, empecé a escribir un libro de misterio ambientado en el hotel de Pinamar donde solíamos pasar el Año Nuevo. A Tío Carlos le entregué mis folios para que los mirara, y recuerdo cómo le divertía el hecho de que usara apellidos anglosajones para mi proyecto de novela. Nunca terminé esa obra, pero conservo con afecto sus primeras setenta páginas, como testimonio de mi imaginación infantil.

Me gustaría homenajear esa presencia de Tío Carlos en mi biografía copiando en este rincón algunos de sus artículos, con el debido permiso de mis queridos primos, sus herederos. Por eso, amigo lector, te invito a pasar por acá uno de estos días para gozar de una lectura sana, finamente irónica y del todo provechosa. Si alguien conoce a mi tío a través de estas líneas, tendré otro motivo entre muchos para sonreir.

22 de octubre de 2008

HAY QUE EJERCITAR LA CABEZA

Cómo me gusta dar mate con caballo...

21 de octubre de 2008

EL DEPORTE AUTOCOMPLACIENTE

Hoy mi profesora de inglés nos preguntó qué opinábamos acerca de la masividad actual del deporte, que está omnipresente en la calle, en los medios y en el marketing. Vino entonces a mi memoria un libro de Gilles Lipovetsky, "El Crepúsculo del Deber", que leí hace ya once años. En esta obra (de la que he encontrado una buena crítica), y en otras dos que la complementan, el filósofo francés describe con exactitud artesanal la cultura posmoderna, individualista y egocéntrica. Dentro de esa descripción incluye un capítulo que titula "El Deporte Apasionadamente". No puedo resistir la tentación de copiar un par de párrafos en este rincón:

"El deporte se ha liberado del lirismo de las virtudes, se ha puesto a tono con la lógica posmoralista, narcisista y espectacular. En la actualidad, el deporte de masa es en lo esencial una actividad dominada por la búsqueda del placer, del dinamismo energético, de la experiencia de uno mismo: después del deporte disciplinario y moralista, he aquí el deporte-ocio, el deporte-salud, el deporte-desafío. De la práctica deportiva no esperamos más que sensaciones y equilibrio íntimo, valorización de uno mismo y evasión, "línea" y relajación.

"La virtud ya no es lo que legitima el deporte, lo hace la emoción corporal, el placer, la forma física y psicológica. Se ha convertido en uno de los emblemas más significativos de la cultura individualista narcisista centrada en el éxtasis del cuerpo.

"La disciplina del esfuerzo (...) no se trata en absoluto de bonificación moral y de trascendencia virtuosa; los individuos se entrenan para sí mismos, para mantenerse, para superarse, incluido el riesgo y la "mortificación" física. (...) La persona se mide con otras para afirmar el ego autoconstructor vencedor de uno mismo. El descubrimiento del propio potencial, el equilibrio íntimo, el mejoramiento individual, la victoria sobre sí han pasado a primer plano, son los que gobiernan los trabajos de resistencia y musculación.

"Con el esfuerzo deportivo, el individuo se autoconstruye a la carta sin otro objetivo que ser "más" él mismo y valorizar su cuerpo: el "egobuilding" es un producto narcisista.

Podría seguir citando muchas reflexiones de Lipovetsky sobre el tema, pero con lo expuesto basta. La expresión "egobuilding" que usa me parece brillante. Porque efectivamente, en el deporte y en todas las áreas de la cultura actual, hay una inmanencia en la que el individuo (al que alguna vez se le llamó "persona") crea un mundo a su medida, con derechos y deberes autónomos y a la carta, según circunstancias, apetencias y temores.

Miremos el marketing de Nike, la empresa deportiva por excelencia: el "Just Do It" define todo. El mensaje es claro: "Supérate, sé más fuerte, tú puedes, traspasa tus límites".

¿Es positivo este auge del deporte sobre la base del individualismo total? Si miramos los resultados inmediatos, sí. La duda se plantea siempre en el terreno de los valores, terreno antipático para quienes relativizan todo y no creen en ningún valor absoluto fuera del "yo" que todo lo decide.

Cuando veas a ese que se mata haciendo fierros en el gimnasio y luego se mira satisfecho en el espejo, recuerda a Gilles Lipovetsky. En lo que a mí respecta, que viva el fútbol.

15 de octubre de 2008

PEDRITO SÍ QUE LA TIENE CLARA


Quien sabe de rock reconocerá lo que él está tratando de sacar de nuestra colección.

13 de octubre de 2008

ESPAÑA Y AMÉRICA

En este espacio ya nos hemos ocupado de Colón. También nos hemos preguntado si el ¿genovés? pudo haberse deleitado con el chocolate.

Lo más interesante de la llegada de España a América es, a mi juicio, el encuentro (no siempre violento) entre dos mundos tan diferentes, pero tan unidos por la naturaleza humana, que es la misma en todas partes. El cuadro que encabeza estas líneas refleja de alguna manera esa idea. Es de Ricardo Balaca, del siglo XIX, y muestra el reencuentro de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos en Barcelona. Puede observarse allí a cuatro de los seis aborígenes que había llevado con él a España.

Cuando leemos y estudiamos cómo era la sociedad en Europa y cómo lo era en la América precolombina podemos encontrar puntos en común: tenían una o varias religiones, decidían ciertas cuestiones con un criterio simple de poder y se conquistaban los unos a los otros sobre la base de la ley del más fuerte. En ambas existía una tendencia natural a reproducirse y a buscar medios para la subsistencia.

Como poseedor de sangre española, yo estoy muy contento con el hecho de que estas tierras hayan sido colonizadas por España. Una vez que el proceso histórico maduró, tuvimos la independencia a través de San Martín y tantos héroes ocultos, y tras un rechazo inicial a todo lo ibérico, el equilibrio natural llegó en el siglo XX.

Uno de los frutos de ese equilibrio es este poema de Borges, precisamente titulado "España":

Más allá de los símbolos,
más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,
más allá de la aberración del gramático
que ve en la historia del hidalgo
que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,
no una amistad y una alegría
sino un herbario de arcaísmos y un refranero,
estás, España silenciosa, en nosotros.
España del bisonte, que moriría
por el hierro o el rifle,
en las praderas del ocaso, en Montana,
España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,
España del íbero, del celta, del cartaginés, y de Roma,
España de los duros visigodos,
de estirpe escandinava,
que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,
pastor de pueblos,
España del Islam, de la cábala
y de la Noche Oscura del Alma,
España de los inquisidores,
que padecieron el destino de ser verdugos
y hubieran podido ser mártires,
España de la larga aventura
que descifró los mares y redujo crueles imperios
y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
en este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
no la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
podemos profesar otros amores,
podemos olvidarte
como olvidamos nuestro propio pasado,
porque inseparablemente estás en nosotros,
en los íntimos hábitos de la sangre,
en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
incesante y fatal.

Terminemos este texto hispanófilo con la mención de que hoy se cumple un aniversario de la unificación de la bandera española en una única roja y gualda, por obra de un decreto de Isabel II en 1843.