21 de julio de 2006

EL DIAMANTE LOCO SE APAGÓ

En 1975, cuando Waters, Gilmour, Mason y Wright grababan "Wish you were here", un hombre gordo y con la cabeza rapada entró al estudio. Era Syd Barrett, irreconocible para sus ex compañeros de Pink Floyd. Después de unos momentos con ellos, se retiró y volvió a su ostracismo.

El 7 de julio último el fundador e inspirador de la mejor banda de rock progresivo de la historia llegó al final de su tortuoso camino.

No agregaremos nada a lo mucho que se ha escrito sobre él. En estos días han surgido recordatorios en todo el mundo del rock, e incluso la prestigiosa revista The Economist le dedicó su obituario semanal.

Syd Barrett grabó dos discos con Pink Floyd: "The piper at the gates of dawn" y "A saucerful of secrets". Del último de ellos nos queda su legado en el tema final: "Jugband blues".

Su adicción a las drogas duras y su locura en aumento le impidieron seguir con la banda. En los recitales se quedaba inmóvil sin emitir sonido, olvidaba sus guitarras o formulaba incoherencias. Se volvió incapaz de componer y de seguir el ritmo de las giras, lo cual se vio sobre todo en un tour por la Costa Oeste de Estados Unidos, después del que sus compañeros decidieron marginarlo y ubicar a David Gilmour, ex compañero de estudios de Barrett, como miembro permanente de la banda.

Los intentos posteriores para que Syd Barrett volviera a tener una vida más o menos normal fracasaron. Su genio le alcanzó para editar dos discos como solista, más un par de compilaciones. Pero su cuerpo vencido pasó por distintas clínicas psiquiátricas y casas de caridad, de las cuales siempre volvió a la casa de su madre, en Cambridge, donde vivió aislado con sus pinturas.

En una nota de octubre de 2002 en The Observer, se hallan numerosas anécdotas de su vida después de Pink Floyd. En una ocasión le habían conseguido un trabajo como jardinero, pero en una tormenta tiró las herramientas y se fue a su casa. Cuando su madre falleció, destruyó todas las obras de arte que él pintaba, tiró abajo el árbol y la cerca del jardín y quemó todo.

De hecho, él destruía todo lo que pintaba si no lo juzgaba perfecto. Y lo primero que destruyó, desgraciadamente, fue al genio que él no podía contener en su humanidad autoflagelada.

Sus compañeros de Pink Floyd se inspiraron en él y sus alucinaciones para varias letras. La más mencionada es "Shine on you crazy diamond", dedicada a Syd.

"And I'm wondering who could be writing this song" ("Y me pregunto quién estará escribiendo esta canción"), confiesa Syd Barrett en "Jugband blues". Y termina: "And what exactly is a dream? And what exactly is a joke?" ("¿Y qué es exactamente un sueño? ¿Y qué es exactamente una broma?").

La vida le negó la respuesta.

1 comentario:

niko dijo...

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