7 de junio de 2009

FELICIDADES, MONSTRUO


Lo habíamos visto llorar en Australia, hoy lo vimos hacerlo en París. Roger Federer, paradójicamente, encontró su Grand Slam número 14 en la tierra colorada que no había podido superar nunca, frente al gran responsable de facilitarle las cosas. Cuando hace una semana Robin Soderling (una especie de Tío Lucas con pelo, que jugó aquí como en aquel partido memorable frente a Nalbandian, en la Davis) dio el batacazo del año y despachó a Nadal en tres sets, el mundo del tenis sintió que la Historia golpeaba a las puertas del Philippe Chatrier. Hoy Federer festeja su consagración como el mejor tenista de todos los tiempos. Ya no es solo su estilo, ahora son los números los que avalan esta afirmación, y no estamos lejos de que el gran Roger supere la marca de Pete Sampras, con otro Wimbledon u otro US Open.

¿Qué nos deja este Roland Garros a los argentinos? La consagración de Del Potro como uno más de la elite, uno que puede jugarle a cualquiera de igual a igual. Con 20 años, los exitistas de siempre argumentan que no sostiene su nivel en 5 sets, o que es puro palazo -algo que se está encargando de desmentir con sus cada vez mayores variantes-. La herida de la Davis sigue ahí, generando discusiones eternas sobre responsabilidades y merecimientos, pero es tiempo de mirar hacia delante y saber que tenemos a uno de los jugadores con más futuro -y más presente- del tenis mundial.

Salud, Roger, te lo ganaste y nos emocionaste a todos, una vez más.

1 comentario:

Agustin dijo...

De acuerdo con Del Potro. Los "exitistas de siempre" lo criticarán, pero yo recuerdo como era a los 20 años -- seguro que no tenía la calma que tiene este chico!

Saludos,
Agustin