7 de febrero de 2009

EL TIEMPO IMPONE REGLAS, NOSOTROS JUGAMOS

Anoche, después de unos seis años según intentamos recordar, volví al cine y fui con Paula a ver "El Curioso Caso de Benjamin Button", una película protagonizada por Brad Pitt y Cate Blanchett. Trata sobre un hombre que nace con el cuerpo de una persona de 80 años y a medida que crece va rejuveneciendo. El film tiene similitudes de estilo con las consagradas "Forrest Gump" y "Big Fish", aunque éstas dos, en mi humilde opinión, son superiores a la que hoy nos ocupa.

Pitt es un actor que me cae bien, pese a estar catalogado como un galancito de Hollywood que no basa su éxito tanto en sus virtudes actorales como en su apariencia física. Pero sin embargo, en esta película lleva muy bien el papel, y con toda seguridad lo hace mejor que Tom Cruise, quien había sido candidato a hacer ese papel. Por supuesto que durante la película aparece en poses típicamente destinadas al público femenino, pero su actuación es excelente en la traducción de los sentimientos que inundan al atribulado e inevitablemente solitario Benjamin Button.

A poco de observar el desarrollo del film recordé con asombro que hacía tres años había escrito algo muy similar al argumento en este modesto espacio. No voy a copiar todo el texto aquí, dejo el enlace para que lo haga el amigo lector si lo desea. Solo transcribo un pequeño párrafo que me ayuda a redondear la idea allí expresada:

"¿Qué ocurriría si la vida trascurriera al revés? Quizás, si en la juventud pudiéramos recordar nuestro "futuro", o sea nuestra vejez, la valoración de las etapas de la vida cambiaría. En el secundario, nostálgicos, recordaríamos aquella época en la que no trabajábamos y nuestros nietos venían a visitarnos. O en la primaria evocaríamos la gloriosa etapa en la que no teníamos que pedir permiso a nuestros padres para salir de parranda, y además nos autoabastecíamos financieramente. La mirada de cada edad cambiaría".

Esta película reafirma aquella idea mía de hace tres veranos: Las etapas de la vida, que se suceden en un hilo invisible y continuo, son unidades en sí mismas, que hay que paladear en su justa medida y a su tiempo.

Con respecto a la película, a mi juicio está excesivamente centrada en el largo romance entre los dos protagonistas, muy enfocado a su aspecto físico y menos al costado espiritual que implica un amor adulto. Un aire de resignación, contrario al optimismo irresistible de Tom Hanks en la ya citada "Forrest Gump", o el delicioso personaje de Albert Finney en "Big Fish", navega a lo largo de las dos horas del film, aunque el personaje de la madre adoptiva, hecho por Taraji Henson y postulado al Oscar, es el encargado de transmitirnos que la vida es una eterna fiesta, simple y llana. El rol materno sigue siendo en el cine norteamericano un portador de valores positivos.

Tal vez la diferencia entre el mensaje de "Forrest Gump" y "El Curioso Caso..." pueda observarse con claridad en los dos personajes de reparto que se encargan de decirnos de qué se trata todo esto. En la primera, Gary Sinise encarna al inefable Teniente Dan, que se sobrepone a su derrota personal y física en Vietnam y conoce la paz y el amor. Su primo hermano en "El Curioso Caso...", el Capitán Mike (Jared Harris), también parece destinado a ganar su lucha, pero su mensaje final no es el mismo.

En síntesis, "El Curioso Caso de Benjamin Button" es una película que vale la pena ver, con buenas actuaciones de Brad Pitt y Cate Blanchett, una excelente fotografía y una banda de sonido a la altura del objetivo, además de los logrados efectos en la evolución física de los personajes. Su naturaleza y una serie de similitudes y detalles del guión la llevan al rubro de los dos films que he mencionado más arriba, aunque a mi juicio en un escalón inferior. El realismo puede hablar en positivo.

Todas las edades pueden ser bellas en la vida, cada una con sus secretos, sus desafíos y sus dones. Nosotros somos los descubridores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y justo hoy hablábamos del tema de la edad.
Aunque me niege a contestar la pregunta de siempre, yo disfruto mucho todas mis edades.
Nos gusten o no, no volveremos a pasar por ellas. Me parece que lo mejor es recorrer el camino sonriendo...

El gran pez. Una gran película.