27 de abril de 2008

EL CUADRO: EL ALEGRE VIOLINISTA, DE GERRIT VAN HONTHORST

No es la primera vez que en este espacio rindo homenaje a un artista menos conocido pero igual de valioso que Caravaggio, quien fue su maestro. Hace ya un buen tiempo, lo aproveché para ilustrar ciertas reflexiones sobre las incómodas visitas al dentista. Algo que el pintor al que hoy me refiero debe haber padecido (y sin anestesia), habida cuenta de la cruda imagen que dejó de ese oficio.

El cuadro que hoy traigo a este rincón es de 1623 y pertenece también a Gerrit van Honthorst. En él repite el esquema de contrapunto entre luces y sombras, aprendido de Caravaggio y usado también por Rembrandt con maestría. Sus obras se asientan en este estilo, con el cual realza dentro de cada obra aquellos puntos que quiere destacar.

Un estudio del paralelo entre ambos artistas, que debe existir pero no conozco, suena muy interesante. Por ejemplo, una comparación entre las visiones que ambos tuvieron sobre el hijo pródigo del Evangelio. Van Honthorst refleja el momento de jolgorio del personaje en cuestión, con una primera obra en 1622, y me pregunto por qué razón (si por alguna identificación personal, por el afán de superarse o por el mero gusto por el tema), insiste con otra versión, aunque en el mismo tono, en 1623. Rembrandt pinta también al hijo revoltoso, pero en la conclusión de la historia, que es el regreso a los brazos del padre que todo perdona, un cuadro que se calcula fue pintado hacia 1666, es decir, unos cuarenta años más tarde que los de Van Honthorst.

De la misma manera, ambos pintaron otro tema bíblico recurrente, al que nos referimos unas semanas atrás: la negación de Pedro. Von Honthorst omitió la tremenda mirada de Jesús a su discípulo, mientras que Rembrandt la remarcó. Otras escenas del Evangelio también ocuparon la atención de los dos maestros, como por ejemplo, la adoración de los pastores al Niño Jesús.

El cuadro que ocupa hoy el lugar protagónico se encuentra en el Rijksmuseum, y muestra a un violinista asomado a una ventana, con una copa en su mano derecha. Sus mejillas enrojecidas sugieren que el vaso no es el primero. En su mano izquierda, un violín se muestra como complemento de su alegría. Su brazo corre la cortina que lo deja asomarse a la ventana y dirigir al espectador una mirada cómplice y festiva.

Los cuadros que tienen a la música por coprotagonista se repiten en la trayectoria de Van Honthorst. Ejemplos de ellos son "Concierto en un Balcón" (1624), "El Concierto" (1626 - 1630), "Grupo Musical en un Balcón" (1622), o "Cena con Música de Laúd" (hacia 1617).

Van Honthorst nació en Utrecht (Holanda) en 1590, y murió en la misma ciudad en 1656. En el Art Renewal Center, una muy recomendable enciclopedia de pintura en Internet, en la que escriben numerosos críticos de arte y se habla del "vacío del arte moderno y posmoderno", puede encontrarse una buena descripción de Van Honthorst, que es en realidad una repetición de un artículo anónimo de la Encyclopaedia Britannica de 1911. En el texto en cuestión, el autor afirma que Van Honthorst fue un artista mediocre pero afortunado al captar el naturalismo de Caravaggio. Modestamente, creo que este artista no fue mediocre, sino que conoció bien aquello en lo que era fuerte y lo transmitió de manera fiel, con un estilo definido.

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