9 de mayo de 2008

UN MILAGRO DEL PADRE MASSA

Por segunda vez en lo que va de la Copa me sentí fuera de ella. Ya nos habían puesto plazo fijo en Bolivia, cuando el 0-2 parecía irremontable a 4000 metros de altura y lo dimos vuelta. Y en esta noche histórica, vi a Abreu gritar el segundo gol de ellos, con dos jugadores menos nosotros, y otra vez sentí que el fin del sueño estaba a solo veinte minutos de distancia.

Pero el fútbol es así, como la vida misma, y nos pinta una sonrisa donde una lágrima amagó asomar. Y Bergessio la manda a guardar por segunda vez, y corro y grito enloquecido a lo largo de la oficina, solo con mi corazón. Y entonces el llanto se hace dulce y feliz, y la Copa sigue pero todavía queda un rato eterno para que termine el partido.

Cuando faltaban diez minutos miré al Cielo y le recé al padre Lorenzo Massa. Le pedí el milagro para el pueblo azulgrana, y los delanteros de River empezaron a fallar cuanta pelota tuvieron delante del arco vacío. Llegó el final, y no fue un sueño. El Ciclón sigue vivo de la mano de Pedrito, este bebé que nos ha sido dado y desde su cuna me recibe cada noche, en paz absoluta, sabedor de un futuro azulgrana que yo ignoro.

Gracias, Papá, por hacerme de San Lorenzo. Gracias por darme este azul y este rojo pegados a mi piel. Déjenme que esta noche duerma con esta camiseta puesta y sueñe con más alegrías centenarias.

3 comentarios:

Ana dijo...

lo mismo digo del mío, y de mi abuelo.

Anónimo dijo...

Me encanta que expreses tus emociones y te sientas muy feliz por una clasificación que media hora antes de final parecía imposible.

Lo que alcanzo a comprender es qué, comó o cuánto puede influir dios o una persona que ya está muerta en el asunto.
No termino de entender esta actitud de los creyentes, menos aún cuando se le pide algo a un ser superior, padre de todos según la mitología, que perjudique a uno para favorecer a otro. Es muy probable que también haya habido hinchas de River que rezaron. ¿A quién escuchar? ¿No está eso en directa contradicción con la religión? ¿Es esta una causa a la que dios debe atender? ¿Los hinchas de San Lorenzo tienen que ganar por qué los fundó un cura?

Otrosí digo: tampoco comprendo cómo, en el supuesto que hubiese un dios, puede éste tener tiempo para influir en el resultado de un partido de fútbol y no hacerse cargo del drama cotidiano que es la vida para mucho millones de personas. Por qué si tiene poderes sobrenaturales para influir en una cosa los tiene en la otra. Es probable que me digas que el hambre de parte del mundo es culpa del resto la humanidad, por mezquina. Ahora bien, ¿el resultado de un partido no es entera responsabilidad de los jugadores, a lo sumo del técnico? ¿Cómo entra dios?
Si ese dios todopoderoso permanece impasible ante la desgracia de algunos, pero oye los ruegos de un hincha de Laferrere para que ascienda su club se me ocurren dos ideas:
-) ese dios es un cínico, atendiendo problemas menores dejando que la gente muera por causas evitables, y más aun teniendo el poder para evitarlas.
-) ese dios no se interesa en lo más mínimo por nuestro destino, lo cual es equivalente a que no hay dios, ya que no se puede probar su
existencia y encima no se interesa por el devenir de nuestras vidas.

Te soy sincero en estas reflexiones, que no tienen ánimo de confrontar, sino más bien de intentar entender que pasa por la cabeza de un creyente al invocar a su dios como ayuda extra terrenal.
Saludos
Chipi

El Bambi dijo...

No puedo creer que hayas escrito todo esto, Chipi. Ponele un poco de onda, copate con la poesía de barrio. No vi al padre Massa flotando en mi oficina, no te preocupes. Creo que no da para discutir acá de religión.