31 de enero de 2008

LA VELA DE EL GRECO ENCIENDE LAS SOMBRAS

Doménico Theotocópulos, llamado El Greco, no es uno de mis artistas favoritos. Sus figuras alargadas, etéreas, siempre verticales, no son de mi total agrado. A decir verdad, las veo algo deprimentes. Siempre reina en ellas esa expresión de estoica resignación, que para mis ojos de siglo XXI seguramente pecan por una aceptación pasiva de las cosas. Pero curiosamente, ha sido en el último siglo cuando El Greco ha sido reconocido como nunca antes.

El Greco fue un caso extraño en el panorama del Cinquecento italiano. Proveniente de Creta (donde empezó Europa), se llenó de la pintura occidental en Venecia y Roma, donde pudo observar la obra de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina y criticar sus desnudos por la falta de decoro que les atribuía. Y fue allí, en la Ciudad Eterna, donde pintó la obra que hoy traigo a este espacio.

"Muchacho encendiendo una candela", o "El Soplón", tiene un antecedente inmediato en una obra de Antífilo de Alejandría, un artista y sobre todo caricaturista del siglo IV. Este había pintado, según he leído, un motivo similar. También Jacopo Bassano, un artista de la misma época de El Greco, lo había hecho como agregado en ciertos personajes de sus "Adoraciones de los Pastores" y la "Visión de San Joaquín". Me animaría a decir que el uso de la luz de esta manera también es observable en la obra de Goya que comenté hace unos días. El maestro de la luz es, sin embargo, Rembrandt.

Ahora bien, esta imagen del muchacho encendiendo la vela es algo extraña. Porque más allá del tema que da pie a la exhibición del don por parte de El Greco, la interpretación se hace ambigua, y de hecho ha tenido varias. Entre ellas, una alegoría del mal, un símbolo de libertad que sale del hombre mismo, o una muestra de lo efímero de la vida, algo que ha sido comúnmente simbolizado con una vela en muchas obras.

Como quiera que sea, El Greco tenía alguna idea fija con esto de la candela, porque hizo otras pinturas similares, hasta que se instaló en Toledo y alargó definitivamente sus figuras entre colores ácidos y hasta tétricos, en tonos que me hacen acordar a algunas pinturas de Van Gogh, como aquella vista nocturna de Toledo.

El muchacho encendió su vela, y ella sigue siempre arrojando más dudas que luz sobre la figura de El Greco.

2 comentarios:

Unknown dijo...

VEAMOS CAI EN LA BONITA PRENSA BUSCANDO INFORMACION SOBRE IAS CARTAS Q SE ENVIARAN LOS GENERALES BELGRANO Y S.MARTIN.BIEN ESTOY FELIZMENTE SORPRENDIDA DESPIES DE TANTA BASURA CIBERNETICA ENCONTRAR ALGO COMO LA GENTE ME RECONCILIA CON LA NET.
LO DE LA MUSICA GENIAL
EXITOS. CARMELA LA NUEVA VISITANTE

El Bambi dijo...

Muchísimas gracias, Carmela. Tu comentario es un estímulo para escribir más y más. La historia de la cultura es inagotable y sus personajes también.