"El 3 de Mayo en Madrid: los fusilamientos de la Montaña del Príncipe Pío" narra la brutalidad de las tropas napoleónicas que ocupaban España en ese entonces y sofocaban a los rebeldes locales. Pero más allá de la circunstancia histórica, esta pintura de Goya es una representación de la inocencia humana frente a la violencia y la guerra.
La camisa blanca del hombre a punto de ser fusilado es una súplica de pureza, radiante frente a esa máquina de matar que en perfecta y mecánica fila encarnan los fusiles sobre ella. Los brazos abiertos de este hombre, los estigmas en sus manos, su posición en cruz, evocan a un Cristo de la Pasión, presa fácil para la crueldad humana, aunque la humanidad se vuelva en contra de sí misma.
Ya me había referido a Goya en alguna oportunidad, pero hoy quiero destacar esta obra magna, por su simbolismo que trasciende una época y se proyecta sobre toda la historia del hombre, en crónica lucha entre la paz y la guerra, entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal.
Actualizo: Parece que Pérez Reverte tiene algo que decir de esas jornadas históricas.
15 de enero de 2008
UNA DE MIS PINTURAS PREFERIDAS
TEMAS: ARTE
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1 comentario:
Nuestros saludos y respetos, interesante blog.
Movimiento Argenlibre
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