27 de enero de 2006

HACE 250 AÑOS NACIÓ MOZART

Hoy, 27 de enero, se cumplen 250 años del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart, considerado uno de los tres músicos más grandes que dio la música clásica junto con Bach y Beethoven. Hay quienes sostienen que el solo hecho de escuchar a Mozart lo hace a uno más inteligente.

Cuando era chiquitito y me preguntaban qué iba a ser de grande yo tenía dos respuestas: panadero y músico. Cuando venían visitas a casa mis 4 hermanos armaban una suerte de coro y entonaban algunas canciones frente a mis papás y sus amigos, y como yo era demasiado pequeño para cantar algo a la par de ellos, me limitaba a dar vueltas alrededor del cuarteto en un intento de animación visual. Unos años más tarde, a los seis, gané un premio en un festival escolar por interpretar una canción sobre un escenario.

Con mi segunda tanda de ahorros de cadete, a los 16 años, me compré un equipo de música (con la primera me había hecho socio de CUBA). Antes de eso, usaba el viejo grabador de mis hermanas, pero solo podía hacerlo en el cuarto de ellas, y si alguna aparecía era la hora de retirarme al silencio de mi habitación.

Mis primeros gustos musicales se inclinaron a Genesis, como podrán imaginar. Mi mamá también me inculcó el amor a lo clásico en los conciertos a los que me llevaba. Allí me sentía un poco más "grande", un poco más "serio", y me comportaba de acuerdo a lo que veía hacer al resto del público. El fin de semana me iba a bailar a alguna fiesta, pero no me destacaba en absoluto. Era tímido.

Una vez fuera del colegio, recuerdo nítidamente el día en que volví de mi primer examen final en la universidad. Para festejar la aprobación, me compré un cassette de Gardel, que por supuesto conservo. El tango ya exigía un lugar en mis bateas.

En el 93 conduje un programa de radio con dos amigos míos, Gonzalo y el Nono. Yo musicalizaba.
Recién en el 97 adquirí una compactera para mí solo, que es la que sigo teniendo hoy día. Le he agregado un disc-man porque, como suele ocurrir, la bandeja del mini se rompió, y con la salida auxiliar solucioné todo.

En la actualidad tengo una pequeña fortuna en discos. Alrededor de 400 compactos me contemplan cada noche al llegar a casa, y yo los contemplo a ellos y elijo uno para sentarme aunque sea un momento a disfrutar de él. Más de uno, o una, ha encontrado extractos de esas obras en el contestador de su casa. Desde un coro de mariachis cantándole el feliz cumpleaños hasta Cerati pidiéndole que me trataran suavemente (aunque la destinataria nunca lo entendió), pasando por el puro sonido de una tormenta, metáfora anticipadora que lamentablemente se cumplió con el tiempo. Con la música de otros se pueden decir muchas cosas, y un condimento clave de cualquier canción es el grado de identidad que el oyente encuentra en ella.

Tal vez me identifique con el rock sinfónico, pero cuando uno crece y madura, el abanico de estilos con los que siente apego se engrandece. El jazz, la bossa nova, la música celta, el folklore, son algunos ejemplos de ello.

Lo que más ha llamado la atención de quienes convivían conmigo es una especie de tarareo que practicaba ni bien me levantaba a la mañana, en cualquier circunstancia. Inventaba melodías y las interpretaba, imitando incluso algunos instrumentos, y en un volumen alto o bajo según de qué melodía se tratara.

Actualmente ese tarareo sigue intacto, y Paula lo disfruta (o al menos eso espero) cotidianamente. A veces camino por la calle y un transeúnte se da vuelta para mirarme. Entonces me doy cuenta de que inconscientemente estoy tarareando de nuevo. Mi tío, que era periodista, me decía "el motorcito". Lo cierto es que esto me ha ayudado a mantener siempre el buen humor, aún cuando exteriormente pareciera estar en la peor de las tormentas. De repente se encendía de nuevo el motorcito.

Sabrán disculpar el egocentrismo que colorea estas reflexiones, pero la mejor manera que he encontrado para expresar mi inmenso amor a la música ha sido a través de un breve relato autobiográfico.

Disfrutar de la buena música es un don que debemos agradecer a quien corresponda. Pero además se puede desarrollar, como cualquier aspecto del arte y la cultura (que etimológicamente se relaciona con el verbo "cultivar", de allí que se diga que alguien es muy "cultivado"). Por ello creo que a los hijos se les puede inculcar la lectura, el teatro o la música clásica, por poner solo algunos ejemplos. Con el tiempo nos lo agradecerán ellos y nuestros nietos.

Me despido con una frase de otro prócer mencionado más arriba: Ludwig von Beethoven: "La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espiritu". Doy fe.

Gracias por su tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre es lindo leer tus líneas y es una gran bendición que puedas expresar todo lo que tenés adentro de una manera tan especial.
Gracias por cultivarme con tu música y compratir conmigo cada día tu colección de compactos!!!
TA
Palitona

Anónimo dijo...

QUIZÁS MIS GUSTOS MUSICALES

DISPAREN PARA EL LADO DE LOS

GRUPOS " FIESTEROS" ( COMO POR

EJEMPLO LOS AUTÉNTICOS, LA MOSCA,

ALGO DE KAPANGA O LOS COMIENZOS

DE LA BERSUIT). ME CABE GABRIEL

FERNÁNDEZ CAPELLO Y UN CANTANTE

ROMÁNTICO SANTAFESINO.

PERO COMO DICE IGNACIO UNO CRECE

Y VA CONOCIENDO OTROS CONJUNTOS

MUSICALES Y HOY MI MÁQUINA ESTÁ

CARGADA DE DIFERENTES ESTILOS

MUSICALES.


ME FALTARÍA ALGO DE FISH !!!!