10 de diciembre de 2008

LA CORONACIÓN DE NAPOLEÓN


Elegí esta obra en la galería de pinturas del blog a pedido de Paula (a ella van dedicados estos párrafos), quien al igual que yo la vio en el Louvre y quedó asombrada ante su majestuosidad, la misma que Napoleón quiso para ella y Jacques-Louis David supo imprimirle como mensaje. Los detalles de la obra pueden encontrarse en varios sitios, como Wikipedia, el Museo del Louvre y éste otro del Louvre con detalles de la obra, como la imagen de David que se autorretrató en ella.

El título completo de la monumental obra es "Consagración del emperador Napoleón I y coronación de la emperatriz Josefina en la catedral de Notre-Dame de París", y la acción tuvo lugar el 2 de diciembre de 1804 en presencia del papa Pío VII. La escena refleja el instante preciso en que Napoleón pone la corona sobre la cabeza de Josefina. En un primer momento, David había pintado a Bonaparte autocoronándose, pero después lo modificó. El cuadro está en el Louvre, en París, y hay una réplica hecha por el mismo David en Versailles.

Este artista estaba, además de empleado por Napoleón desde 1799, muy comprometido con el ideal revolucionario desde el principio. Había votado a favor de la ejecución de Luis XVI y formado parte del famoso Comité de Salud Pública. Ya en 1794, David había organizado una fiesta popular dedicada al Ser Supremo, la nueva deidad que venía a suplantar al Dios de los católicos. La fiesta fue presidida por el mismísimo Robespierre. De esa diosa Razón, Francia pasó en los hechos al dios Napoleón.

Bonaparte admiraba a David y lo nombró Caballero de la Legión de Honor y Comandante. David fue fiel representante del neoclasicismo, una corriente que en lo arquitectónico puede verse en la Catedral de Buenos Aires y está inspirada en la Antigüedad grecorromana. Su primera obra exitosa, "El Juramento de los Horacios", fue declarada por muchos la mejor pintura del siglo y es vista como la bisagra que dio inicio al auge del neoclasicismo en perjuicio del rococó. Sin embargo, "La coronación de Napoleón" es, en cierta manera, la cara visible de una tensión existente entre aquel juramento clásico y el nuevo realismo con el que David describe las ceremonias imperiales.

Cito a Arnold Hauser: "El conflicto existente en el arte de David -el contraste entre el abstracto y anémico idealismo de sus composiciones mitológicas y anticuario-históricas, y el jugoso naturalismo de sus retratos- se vuelve más agudo durante su exilio en Bruselas. Cuantas veces entra en contacto con la vida real, es decir cuando tiene que pintar retratos, sigue siendo el gran maestro de siempre; por el contrario, cuando se ensimisma en sus ilusiones clásicas, que han perdido toda relación con el presente y se han convertido en un mero juego artístico, no solo da la impresión de estar pasado de moda, sino frecuentemente también de caer en el mal gusto. (...) Cuanto más íntimamente estaba ligado a los intereses políticos y más completamente colocaba su arte al servicio de tareas propagandísticas, mayor era el valor artístico de sus creaciones".

Aclara más adelante el marxista Hauser, lealmente: "Si bien estas correlaciones no demuestran de manera absoluta que un pintor deba estar interesado en la política y ser de mentalidad progresista para pintar buenos cuadros, sí demuestran, sin embargo, que tales intereses y tales designios no estorban en modo alguno la creación de buenos cuadros".

David encarnó al artista comprometido políticamente, que se exilió cuando sobrevino la Restauración y terminó sus días exiliado en Bruselas y atropellado por un carruaje. Su corazón fue llevado a Père Lachaise, París, pero no su cuerpo, debido a la intervención que el artista había tenido en la ejecución de Luis XVI. En su caso, y como bien dice Hauser, sus ideas no achataron su inspiración, algo que no se puede aseverar de otros artistas.

Para terminar, dejo un fragmento de la película sobre Napoleón que se estrenó hace un par de años. Es la parte que recorre desde la reunión con el resignado Papa Pío VII hasta la indicación del emperador a David para que incorporara a su madre ausente al cuadro de la coronación. Está doblado al español, con lo gracioso que es escuchar a Bonaparte -tan soberbio él- hablar en nuestro idioma.

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