Hace varios años ya, en la época en que hacía guardias de fin de semana para vender departamentos, sucedió que había unos interesados en el que había mostrado el domingo anterior. Habían llamado a la inmobiliaria y los números danzaban en la negociación, en la que yo ni siquiera tenía parte. Ante mi ansiedad por el resultado del proceso, una vendedora experimentada me reveló con voz solemne: "La paciencia es una virtud de raíces muy amargas pero frutos muy dulces".
El departamento se vendió y yo cobré mi comisión.
Suelo recordar aquella frase cada vez que me encuentro en una situación en la que ansío algo profundamente y no termino de conseguirlo. Estos últimos meses han sumado, y siguen sumando, otro capítulo en la historia de mi impaciencia crónica. Mi señora madre me dice: "Paciencia", y una vez más intento calmar mi bronca y mi ansiedad, antipáticas compañeras de tren rumbo a la vorágine cotidiana.
Todos tenemos metas que no hemos alcanzado en los plazos que nos habíamos fijado, y seguimos buscándolas, luchando por ellas y frustrándonos cuando los avances son escasos. Entonces tenemos tres opciones: volvernos locos, resignarnos y no pelearla más, o luchar y ser pacientes. Por supuesto, la tercera, que es a mi juicio la correcta, es la más difícil.
Por ahí he leído que lo que uno desea profundamente inevitablemente sucederá. No coincido del todo con ello, pero sí en gran parte. El secreto, en todo caso, está en luchar contra viento y marea, emperrados en que lograremos lo que queremos y con la vista clavada en ese horizonte escurridizo. Pero con paciencia.
Conrado Sabatini, un ex compañero del Citi, solía hablar conmigo de estas cuestiones. Una vez le dije que había que poner pasión en todo lo que se hacía, porque de esa manera se vivía más intensamente la vida. Y él me contestó: "Sí, todo muy lindo, pero ¿qué pasa si no conseguís lo que querés?". A unos doce años de aquel diálogo, le contesto: "Entonces hay que usar esa pasión para luchar aún más por conseguirlo".
La paciencia es una virtud extraña, silenciosa y exigente. Lo pide todo, y no da nada. Se recubre de un silencio implacable y una indiferencia aparente frente a nuestro ruego interno. Pero cuando por fin da, lo da todo de un saque, como la caballería que siempre llegaba tarde pero liquidaba el pleito en tres minutos. Y entonces la vida nos invita a tomar un café con ella, y el mundo entero nos sonríe porque al fin hemos llegado a aquella meta que tanto anhelábamos en noches de insomnio, en suspiros rebeldes, en caminatas eternas.
Y en medio del festejo, la señora paciencia nos mira, superada y serena, y nos espeta: "Yo te lo había dicho".
Felices los que creen sin ver.
6 de febrero de 2008
PACIENCIA
TEMAS: FILOSOFÍA CASERA
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5 comentarios:
Un proverbio persa reza;
-La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces.
Como ya sabras, tu comentario me hizo reflexionar mucho y tener ganas de postearlo en mi flog... se que no es lo mismo comentar algo aca que en un flog... pero es lo que hay!...
En estos momentos de mi vida, creo que si no me armo de paciencia y espero sentada sin hacer nada me muero... ya que no es que no quiero luchar por las cosas sino que no puedo... porque siento que no respeto al otro... vos solo sabes de que te estoy hablando.... justamente de ese tema tan letal para mi que se llevo toda mi vida... y mi paciencia...
Pero aprendere a tenerla de nuevo... como hare? no lo se... pero lo intentare... porque la misma vida te lo pide... y por una vez le voy a hacer caso!
Saludos
"Tdo el que espera, sabe que la victoria es suya".
Sabio Antonio Machado, no?
Admito que cuesta, pero vale la pena. Lo estoy aprendiendo...
P.D.: me pone más ansiosa cuando ante mi ansiedad por querer saber qué pasó el autor de este blog contesta, de maner lacónica, "mañana te cuento" y se va sonriente, con carita de que sabe que está haciendo una maldad....
Voy a recoger la frase de tu amigo Conrado: ¿y si luego de ponerle pasión durante 20 años algo no se consigue?
En cuanto a la paciencia, ¿virtud? de largo plazo si las hay, me permito citar Keyness: "en el largo plazo todos vamos a estar muertos". Tenemos el aquí y ahora, el pasado es memoria y del futuro lo único que podemos afirmar con 100% de seguridad es que vamos a estar muertos.
En cuanto a la frase final,"sin ver" parece estar de más, ya que creer implica ausencia de comprobación de los sentidos.
Saludos
Chipi
Y sin embargo, somos también el resultado de lo que hemos hecho en el pasado. Es decir, somos nuestro pasado. Y también somos nuestro futuro, porque nuestras acciones se encaminan hacia él. Todos tenemos metas, más próximas o más lejanas, más concretas o más borrosas. Pero lo que queremos para nuestro futuro condiciona nuestras acciones de hoy.
En ese marco, la paciencia me parece una virtud fundamental para no desesperar cuando las cosas no salen de acuerdo a lo esperado. Lógicamente, como siempre el equilibrio es necesario. Hay que agotar todos los recursos que están al alcance para llegar a aquella meta, pero solo la paciencia nos ayuda a esperar lo que no depende de nosotros.
No podemos echarle al asado más brasa de la que corresponde. El resto es espera.
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