4 de noviembre de 2007

OTRA VEZ

Ya les había ganado en Madrid. Ahora fue en París. David Nalbandian sigue asombrando ¿o no? al mundo tenístico, que lo ha visto humillar a Federer y Nadal dos veces en veinte días. Sus rivales, caballerosamente han reconocido la superioridad del cordobés. "No entiendo cómo es el 25 del mundo", dijo el suizo. "Me ha pasado por arriba", dijo Nadal por el micrófono a los parisinos que lo oían en el Palais Omnisports de Bercy.

La final de París fue más o menos pareja en el primer set, hasta el 4-4, aunque siempre era el argentino el que estaba más cerca de quebrar. De allí en adelante, fue robo. El segundo set fue un baile. Ignoro cuándo había sido la última vez que Nadal se había sentido tan sobrepasado desde el otro lado de la red. Tal vez haya sido en Hamburgo, cuando Federer frenó su record en canchas lentas y también le ganó un set 6-0. Pero hoy fue una de esas raras, muy raras ocasiones en que se lo pudo ver impotente, casi resignado a ver pasar la pelota una y otra vez sin poder devolverla más de dos o tres veces.

Nalbandian es un caso único. En este torneo jugó como un auténtico número uno. Le ganó a Federer en octavos de final, como si el número 25 del ranking hubiera sido el suizo. Se sacó de encima el fantasma de Ferrer, quien atraviesa su mejor momento tenístico, y a Gasquet lo llevó al rincón de la cancha al que tuvo ganas. Parecía un partido ante un novato, y era contra el número 10 del mundo y en su casa.

La final fue para ponerla en un marquito. Uno ha visto y admirado a Federer, pero al ver a Nalbandian ante Nadal me preguntaba qué pensaría el suizo si estuviera viendo el partido y la facilidad con la que Nalbandian se plantaba en la cancha y lo hacía atajar penales al español (cuando podía atajarlos).

Martín Jaite parece haber sido decisivo en el presente del Rey David. Su saque es el punto más visible de su mejoría. Pero el físico ha sido fundamental. Está rápido y plantado en la cancha como nunca. Nunca, por estilo de juego, ha sido un jugador que se obligue a un gran desgaste, pero en París, por momentos, parecía como si su mitad de la cancha fuera más chica y los rivales la tiraran siempre a donde estaba él. Su revés cruzado es placentero a los ojos, sus drops son exquisitos, sus globos tienen su marca registrada. Y lo que más me impresiona al verlo es que parece divertirse con cada punto. Está más tranquilo, a lo Federer; elige dónde quiere ubicar la pelotita, y hacia allá va ella, obediente.

Por supuesto, en nuestra pequeña aldea ya estamos discutiendo si Nalbandian debe ser el número uno o si es libre de jugar cuando tiene ganas. Esta vez, con un par de semanas le alcanzó para volver de la oscuridad y quedar a las puertas del Masters, en el que imagino que los grandes dueños del ranking preferirían no verlo. Hace dos años, se estaba yendo de vacaciones a pescar y lo llamaron de urgencia. Terminó ganándole aquella final épica en cinco sets a, cuándo no, Roger Federer.

Soy sincero: si Nalbandian entra al Masters y juega como en Madrid y París, creo que puede ganarles a todos de nuevo. En este momento, él es el número uno.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de Nalbandian fue excelente. El partido contra Gasquet (hasta el 5-2 del tercer set) fue perfecto. Hizo lo que quiso.
Contra Nadal, se notó que en los primeros puntos estaba ajustando la devolución. Cuando le agarró la mano no perdió ningún punto más. Cuando el está bien, está a la altura de Federer, al menos en esta superficie.

Cuando inventa esos ángulos súper abiertos pareciera que la cancha del rival termina en las tribunas.

Resumiendo: ES UN MOSTRO

Anónimo dijo...

Fe de erratas: Cuando dice "hasta el 5-2 del tercer set" debe decir "hasta el 5-2" del segundo set"

Kluivert dijo...

A mí no me deja de sorprender que vuelva una y otra vez del ostracismo (?) y los vacune a todos, incluyendo a los líderes del ranking. En eso, creo, es único. Muy groso.

De la final, que vi junto a mi hermanito, me llamó muchísimo la atención la actitud de Nadal sobre el cierre, como entregando el partido. Me parece que es inédito en él eso.

Muy bueno tu comentario sobre el partido, Bambi.

El Bambi dijo...

Basta con ver a Nadal, chiquitito atrás del Rey David en la foto. Le falta el guardapolvo blanco y es un nene formando fila en el patio para izar la bandera. Lo humilló, y él estuvo muy bien en reconocerlo. Bien Nadal ahí, ahora lo banco un poco más.