13 de febrero de 2007

EN UNA NOCHE MILENARIA IX

Con el silencio por toda respuesta, me fui a una estación de servicio de esas donde paran los taxistas a comerse un choripán, a una cuadra de allí, para llamarla al celular. Marqué su número y de inmediato atendió ella: "Estoy en casa, es que salí más tarde del trabajo".

Así pues, volví a tocar el portero y bajó, envuelta en un vestidito blanco angelical, bien veraniega. La saludé y tiré la primera: "Tenés el mismo perfume que en el colectivo".

Fuimos, por segunda vez en el día para mí, a "Beckett". Le dije que allí hacían gazpacho, pero al llegar resultó que el cocinero ya se había ido, así que ella se pidió una tarta de queso (o "cheese cake") y yo una Coca. Empezamos a hablar, y hablar, y hablar, y hablar. Yo le hacía preguntas y ella respondía, y yo clavaba la vista en sus ojos y ella bajaba la mirada. La verdad es que escuché la mitad de lo que me dijo, porque no hacía más que mirarla. Sus ojos, su expresión grave, me cautivaban.

Ella dice que estaba muy nerviosa por mi silencio y mi mirada, y de tan nerviosa que estaba yo me fui comiendo la tarta que había sido pedida para ella. Finalmente cerraron, y nos fuimos a otro bar, "Utopía", en la placita de Palermo Viejo. No había nadie, la noche de domingo ya era avanzada. Y al entrar, misteriosamente, sonaba una frase de la canción de Maná: "Ana se irá algún día, se irá para siempre. Ana se irá de este mundo, se irá al jamás". Cuando entramos no sonaba otra parte de esta canción. Sonaba esa.

Nos sentamos a una mesa de madera, entre sillas apiladas y dadas vuelta sobre las demás mesas. Pedimos un par de Cocas y seguimos hablando. Ella me contaba de su familia, su mamá en Tarragona, su hermana mayor en Hamburgo, su hermana menor en Caseros, sus primos en Calzada, su abuela en Santiago de Chile, su tío en Alsacia. Yo le contaba acerca de mis antepasados holandeses, irlandeses, españoles, cubanos y norteamericanos. Y así pasaban los minutos, plácidamente en ese rincón extraño de la semana.

Lo que voy a contar sucede una sola vez en la vida, si es que sucede. A mí me sucedió.

7 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Eso reafirma mi convicción de que el hombre es un animal determinista.

Carlos Paredes Leví dijo...

Yo comprendo perfectamente lo que quieres contar. Hace años, un cúmulo de demenciales carambolas del azar, puso en mi camino a quien sería la mujer de mi vida. De un flechazo inicial, pasamos a estar viviendo juntos poco tiempo después. Tras tres años, me abandonó, convencida por otros y por sí misma, de que ahí afuera había opciones de vida más interesantes que la que yo proponía. (esto confirma otra teoría: en el amor, lo que empieza bien, termina como el tujes).
Desde entonces, algo más de dos años, no he vuelto a tener más relación con mujeres que las necesarias para saciar las urgencias carnales del momento.
Quisiera sugerirte que, en mi blog (tujes.blogspot.com) leyera un breve texto, que apareció publicado en la revista "Argentinos.es" y que atiende al nombre de "Un tal Leví".
Pasado el tiempo, todavía no superé aquella ruptura y me duele más saber que ella ha rechecho su vida mientras yo aún ando recogiendo mis pedazos.
Un saludo de un porteño afincado en Madrid.

Cadena Blog dijo...

Hola Bambi, ya te agregue a mi directorio personal de blogs en español, gracias por sumarte. Un abrazo, chau.

Anónimo dijo...

Gracias, Sebas.

Carlos: Siempre he pensado que yo cuento esta historia y a otros no les ha ido tan bien. Un gran amigo mío siempre me dice: "Bambi ¿y a mí por qué no me puede pasar eso que te pasó a vos?". No tengo una respuesta firme para eso porque solo la tiene el Amigo de la Terraza.

Pero mi historia, aunque esté en pasado, es una invitación a la esperanza y a la ilusión, que hay que conservar desde la infancia.

Prometo leer tu blog, por lo pronto te felicito por mirar de frente a la vida. Mi único consejo es éste: Si la vida no te sonríe, sonreile vos a ella y seducila hasta que caiga rendida a tus pies.

Anxie dijo...

Cda vez que leo esta historia se me dibuja una sonrisa... porque como te dije me imagino cada detalle que me contas...

Es verdad, una vez re lo dije... tuviste mucha suerte... y no solo por haber encontrado a una mujer como Paula, sino porque se dio todo a la perfeccion aunque con algun que otro desencuentro por telefono... pero si no hubiera sido de esa manera seria aburrido para nosotros leerlo.

Sobre los dos capitulos anteriores... no sabia que seguias viendo a Ana para ese entonces... ni que pedias telefonos por ahi...
je...

Me despido... queriendo saber aun mas de esta historia que siempre supe pero muy por encima....

BESOS...

Anónimo dijo...

Carlos, dicen que el tiempo es el mejor bálsamo, o que un clavo saca otro clavo, seguro que recordarás ese amor siempre, pero llegará el día que lo harás sin sentimiento de tristeza, a mí me ocurrió.

-Ignacio, tu historia hace recordar también las historias de amor de cada uno de nosotros.

ihc dijo...

Si creés que todo va a terminar como el tujes, inevitablemente sucederá.
Hay que darle crédito a la vida, che... un alma amarga sólo da frutos amargos.