12 de junio de 2006

MICHAEL MAY

La hermana de mi mujer vive con su marido y sus dos hijas en Hamburgo, es decir que tenemos un lazo estable con el país donde se desarrolla el Mundial.

Es increíble cómo Alemania ha influido en el curso de la historia moderna. Unificada en 1871 gracias a las artes de Otto von Bismarck, que había subordinado a Austria y unido al pueblo en causa común contra Francia y Dinamarca, fue protagonista de las dos guerras mundiales y motivo de un enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, que originó su división y la construcción del Muro de Berlín, demolido por las masas en 1989.

Hace ya ocho años, en Dublin, tuve como compañero de un curso a un alemán a quien después perdí el rastro. No eran todavía los tiempos del mail que en cinco minutos nos comunica con alguien. Fue muy poco antes, a tal punto que él me dio una dirección, pero cuando quise usarla él ya no la tenía.

Se llamaba Michael May (por si algún lector lo conoce). Siempre me decía que admiraba a los latinos por su talento para disfrutar de la vida más allá de los problemas y las amarguras. Yo le respondía que esas ganas de divertirse tenían también su costado negativo bajo la forma de haraganería, ligereza e informalidad. Pero él insistía en que le gustaría tener ese espíritu latino.

Espero reencontrarme alguna vez con Michael merced a los milagros de Internet. Mientras tanto, espero que Argentina avance en el Mundial.

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