5 de junio de 2006

LA TV QUE NOS ALIMENTA

El título ha sido extraído, como ya se habrán percatado algunos, del único programa de televisión abierta que me gusta hasta cierto punto: "Duro de domar". Me entretiene verlo de vez en cuando porque su conductor es realmente gracioso y lo más entretenido pasa por sus improvisaciones y por los informes especiales sobre los disparates que se emiten en los demás programas.

A veces voy a reuniones y me preocupa el grado de dependencia que existe por parte de los presentes en torno a la televisión. Cuando mencionan a una modelo, un personaje de Tinelli o un actorcito de moda y uno osa preguntar de quién están hablando, es contemplado como si proclamara que ha tenido un encuentro con venusianos en Florida y Corrientes. Pero no hay derecho a asombrarse, en cambio, de que alguien no sepa quién pintó "Las Meninas" o quién escribió "Don Segundo Sombra" .

El padre llega a la casa y enciende la TV, y la madre mira también, y no hablan entre ellos de las cosas importantes, intencionadamente o no. En su habitación, el hijo tiene su propia programación, que es controlada por... él mismo. El pequeño elige sus propios maestros, más graciosos y demagogos que los de la escuela real (¿real?). Y a veces el pequeño controla también lo que ven sus padres, porque si no se aburre y ellos prefieren darle el gusto a tener que leer o jugar con él.

Conozco un caso en el que tres televisores son encendidos con dibujos animados en tres ambientes distintos, para que la pequeña pueda verlos en el lugar de la casa que más le plazca o deambular sin dejar de seguir el programa de ojito.

En un libro muy conocido, el politólogo italiano Giovanni Sartori pone la lupa en la televisión y habla del "homo videns" occidental, es decir, del hombre que, extasiado ante la TV, recibe imágenes constantemente y empobrece su capacidad de selección y abstracción en virtud del bombardeo de sensaciones visuales al que se somete. El "hombre light" del psiquiatra español Enrique Rojas también es un arquetipo de este personaje inmerso en un "voyeurismo" edulcorado y anodino.

No descalifico el magnífico poder de la televisión para moldear personas más cultas y educadas. Pero lamentablemente los programas de mayor rating no son los que se dedican a ello. Un amigo recién llegado de España me expresaba el otro día su sorpresa por el grado de vulgaridad que encuentra en la sociedad argentina. Gran parte de ella es causada por la TV, sin dudas, en el marco de una gran crisis educativa y de valores.

En fin, nada como llegar a casa y pasar un rato de buena lectura o tener una charla con Paula a la luz de la vela, como cuando éramos novios e íbamos de bares por Palermo Viejo.

Si quieren ver la televisión, cuestión de gustos. Yo prefiero vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que rescato de la TV es C.Q.C,

creo que todos nos sentimos un

CAIGA cuando miramos el programa,

creo que le dieron una vuelta de

tuerca a lo que se venía haciendo

periodísticamente.

Otro muy buen programa es PASO A

PASO( TYC), es un programa que

pasa el compacto de todos los

partidos, sin preferencia, todos

los equipos tienen su espacio y

algo de show match