15 de noviembre de 2005

AGUA Y BRASAS

El comentario único y valioso de la entrada anterior me generó la siguiente reflexión: ¿Es tan frecuente encontrar personas lindas, inteligentes y buenas? Bajo ciertos pisos de pretensión, creo yo que la respuesta tiende a ser negativa. Eso me ha ocurrido con las mujeres, por lo menos. Con respecto a los hombres, paso.

De todas maneras, las famosas tres cualidades son necesarias, pero no suficientes. El hombre perfecto de la lectora puede tener espalda, mirada y sonrisa, pero... ¿qué hay si no le gustan las mujeres? Vale decir: ¿puede una mujer enamorarse de un cangrejo y sentirse despechada?

Estoy invitando a ustedes a ponerle pimienta a las reflexiones que ya estaban germinando en sus inquietas azoteas a raíz de mi monólogo precedente.

Anoche ¿sufrí? solitario el diluvio periódico en la noche de mi Buenos Aires querido (que para Gardel y Le Pera era de sexo masculino, de la ciudad hablo). Mientras saltaba charcos oscuros reflexioné que me gusta empaparme bajo la lluvia porque ella me saca de la telaraña con textura de cemento y me conecta (verbo urbano si los hay) con la naturaleza más profunda y más elevada: el agua, que se impone a los deseos y recelos más humanos. El agua que, tal como canta el poeta catalán, está en los cielos como en la tierra. En tiempos pasados y lejanos el agua de la lluvia furiosa alivió la propia soledad callejera a la vuelta de alguna derrota parcial. Ahora la evoca como a una vieja amiga que fue compañera fiel, pero absorbente y posesiva. Ya hablaremos de ella.

Leí una anécdota que me gustó y una vez más me hizo pensar cuánto me falta para perforar el techo de mi ignorancia. La comparto con el amigo lector:

En el siglo V a.C., en una de las usuales competencias artísticas que los griegos supieron disfrutar, Zeuxis exhibió una obra donde retrataba unas uvas. Tan bien reproducidas estaban que una bandada de pájaros descendió del cielo para picotearlas, creyendo que eran reales. Esto hizo que Zeuxis, envalentonado en su aparente victoria, pusiera su mano sobre la obra de su enconado rival, Parrasio, para descorrer el velo que la cubría y contemplar la pintura. Pero hete aquí que... la pintura era el velo. Inmediatamente Zeuxis reconoció el triunfo de Parrasio, ya que él había engañado a los pájaros pero Parrasio lo había engañado a él.

¿Cuántas veces tememos descorrer velos o voltear barreras que solo existen en nuestra imaginación?

Se me disculpará la seguidilla de preguntas que formulo en mi afán de saber. Prometo que esta es la última: ¿Cómo es tu asado perfecto?

Quizás ha sido demasiado para una sola entrada. Callo y espero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Acá estoy. Acudiendo al pedido de participación del editor.

Lo que sigue no es una queja; simplemente es que es tanta la información y las reflexiones que se expresan en esta página que me es imposible opinar de todas y cada una de ellas. Es por esto que espero que entiendan que sólo comentaré sobre lo que me interesa.

Y lo que me interesa (o mejor dicho, más me interesa) sobre el monologuiiiiiiisimo precedente es el tema de la lluvia.

Si. Lo que leyeron. No es que no me guste la eterna dialéctica de ellas y ellos. Ni mucho menos que no me interese la inagotable busqueda de la verdad, sea mediante corrimiento de velos o creencias imaginarias. Todo me parece interesantísimo.

Pero es la lluvia la que no me deja dormir. Si. Entérense: ME DA MIEDO LA LLUVIA. Me deprime, me angustia y me asusta.

Temo que falta mucho para que el agua llegue a ser 'amiga' mía, al menos bajo ese formato. El agua, en los cielos, no me gusta.

Y quiero decirles hasta luego como me enseño mi amor Antonio Birabent: "A mi la lluvia, a mi la lluvia, no me inspira..."

Anónimo dijo...

Si no te gusta el agua... podemos decir que sos un gato??? na, mentira!!! MG sos lo más con esos comentarios descolocados!! como te da miedo la lluvia?? a mi me gusta dormir con lluvia... la lluvia me encanta mientras tenga un techo, no?? igual les comento q amo el calor y me enferma q la gente prenda ese bendito aire acondicionadoooooooooooooooooooo
aguante mi bufanda
besos

Anónimo dijo...

CON RELACIÓN AL TEMA DE LA LLUVIA,
SUPONGO QUE LES PASARÁ LO MISMO A
LOS VARONES, NO HAY NADA MAS LINDO
QUE JUGAR AL FÚTBOL BAJO EL AGUA
Y DE NOCHE, AUNQUE AL OTRO DÍA
TENGA 455.309 GRADOS DE FIEBRE.
COMO DEFENSOR ES FANTÁSTICO YA QUE SE PUEDE TIRAR CON MÁS
FACILIDAD A LOS PIES DEL CONTRARIO, PARA RECUPERAR LA PELOTA CLARO( AUNQUE SI ME
LLEVO ALGUNA PIERNITA NO ESTARÍA
TAN MAL, jajajaja).

EN CUANTO AL CALOR ES LINDO PORQUE EN MI CASO VIVO SIN REMERA Y ESTOY MUY COMODO
EN CAMBIO EN EL INVIERNO HAY QUE ESTAR TAPADO HASTA LA CORONILLA

P _ _ _ _ _ _

Anónimo dijo...

la lluvia... la lluvia.... qué linda es!!!!
será porque marcó muchisimo mi infancia... y la infancia de mi hija...es que hoy la quiero tanto!!!!
es comento, mi pueblo de La Rioja. Milagro, está enclavado en una zona árida por exelencia ...y como tal es la zona ganadera por exelencia de mi provincia. Cada vez que llovía..ver la cara de alegría de mi padre por que sus vacas no moririán ese año de sed...era casi parecido a su plena felicidad....; como olvidar que cuando era niña, nosotros para festejar la alegría de la lluvia junto con mi padre salíamos a la calle (de tierra, obvio) a jugar y así unirnos a la plena felicidad de él....es un recuerdo muy grato que guardo de mi infancia...y luego, como todo ser humano que tiene un hijo y procura trasmitirle su felicidad a ello...enséñé a Virgi (Diana Virginia) a jugar del mismo modo que solía hacerlo yo....varios años atras....... para ella también era sinónimo de plena felicidad la lluvia,,a punto tal que en su fuero interno quizas pensaba que la lluvia era sinónimo de que al otro día todo sería mejor..; el campo florecería y los animales no morirían de sed....
Cuando ella estaba muy grave, faltando horas para morir....esa horrible tarde comenzó a llover...me pidió que le quitara el oxígeno de su carita y la sacara...quería ver la lluvia...quería sentirla en su peladita...y quizas así abrigar la idea de que luego de la lluvia todo estaría mejor.....
..y ese fué su último contacto con la naturaleza.....
Cómo no amar la lluvia que aplicaba una gran sonrisa en el rostro de mi padre... y le sacó la última sonrisa a mi Virgi....