20 de enero de 2012

50 AÑOS

Hoy vuelvo a escribir en este espacio después de más de un año en el silencio más desconocido. El tiempo, que es tirano, también nos exige estar a la altura de ciertos acontecimientos, como el que ha motivado mi regreso a este rincón. El 20 de enero de 2012 se cumplen 50 años -medio siglo- de que mis padres se casaron en una lejana iglesia de California. ¿Cuántas cosas han pasado en nuestro hogar, en la Argentina y en el mundo desde aquel día? Y sin embargo, ellos siguen allí, desafiantes y heroicos frente a los cambios cotidianos.

Valoro el equilibrio entre el crecimiento y la estabilidad. Saber la diferencia justa entre lo que hay que cambiar y lo que merece quedarse parece ser uno de los grandes secretos para construir una vida feliz. Quizás mis padres lo conozcan.

Estas líneas están lejos de afirmar que Fernando y Mary son perfectos. Por el contrario, mi admiración hacia ellos nace en el hecho de que con su frágil humanidad -la misma que todos tenemos- han construído una historia de 50 años, donde hay una trama, distintos capítulos, suspenso, villanos, personajes simpáticos, historias secundarias y paralelas al argumento central, personajes que van apareciendo y otros que dejan el escenario para abrir paso a los nuevos. Alegrías, tristezas, incertidumbre, decisiones, risas y lágrimas, muchísimo sentido del humor y emociones de todos los gustos y colores. Y en el centro del escenario, ellos.

Este es un breve homenaje a quienes me dieron la vida, a mí y a varios enanitos que andan dando vueltas por mi hogar mientras desparramo estas reflexiones. En mi nombre y el de todos ellos, con infinita alegría, muchas gracias.

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