13 de enero de 2009

LA CULTURA ES DIVERTIDA

En el suplemento ADN de La Nación publicaron una interesante nota sobre el aburrimiento. Curiosamente, aparece allí la melancolía -a la que me referí la semana pasada- como un sentimiento similar al aburrimiento, y aunque la autora los distingue, la diferencia no queda del todo clara.

"Mientras que la melancolía hunde sus raíces en una tradición aristocrática, asociada a la sensibilidad y a la belleza, el aburrimiento es un descastado", dice Diana Cohen Agrest. No entiendo muy bien qué tiene que ver un sentimiento con una analogía de clase.

Más allá de esto, creo que el aburrimiento está relacionado con la pérdida de un sentido cabal en nuestros actos. Vale decir: cuando no sabemos bien a dónde vamos, hay días en que el tedio nos somete a su insoportable pregunta: "¿Y entonces qué podemos hacer?". La cultura es la respuesta. Es ella la que colorea nuestras vidas, ya sea si le llamamos "evasión" o "cultivo".

El hombre culto que conoce su ciudad no se aburre nunca en ella. El que tiene una cultura de las relaciones humanas siempre encuentra un cierto placer en el arte de la conversación y la observación de la naturaleza humana. Quien ha mamado una cultura del deporte, admira a todos ellos. Y así podríamos seguir.

Aburrirse es más difícil que divertirse.

No me extiendo más, dejo al amigo lector con la nota que ha motivado estos amagos de reflexión.

Nota de tapa | El aburrimiento
Muchos lo consideran el mal por excelencia del hombre de hoy. Quien lo padece, siente el vacío abrumador de la vida. Para huir de él, algunos se alienan con el trabajo, y así se ganan, a la vez, aprobación social y desdicha; otros creen que la solución es satisfacer los deseos, pero pronto advierten que el deseo asegura el infierno. Heidegger piensa que aburrirse hace tomar conciencia de que se tocó fondo y permite así alcanzar la autenticidad. ¿Habrá que aceptar ese molesto estado de ánimo?
LANACION.com | ADN Cultura | Sábado 10 de enero de 2009

No hay comentarios.: