21 de octubre de 2008

EL DEPORTE AUTOCOMPLACIENTE

Hoy mi profesora de inglés nos preguntó qué opinábamos acerca de la masividad actual del deporte, que está omnipresente en la calle, en los medios y en el marketing. Vino entonces a mi memoria un libro de Gilles Lipovetsky, "El Crepúsculo del Deber", que leí hace ya once años. En esta obra (de la que he encontrado una buena crítica), y en otras dos que la complementan, el filósofo francés describe con exactitud artesanal la cultura posmoderna, individualista y egocéntrica. Dentro de esa descripción incluye un capítulo que titula "El Deporte Apasionadamente". No puedo resistir la tentación de copiar un par de párrafos en este rincón:

"El deporte se ha liberado del lirismo de las virtudes, se ha puesto a tono con la lógica posmoralista, narcisista y espectacular. En la actualidad, el deporte de masa es en lo esencial una actividad dominada por la búsqueda del placer, del dinamismo energético, de la experiencia de uno mismo: después del deporte disciplinario y moralista, he aquí el deporte-ocio, el deporte-salud, el deporte-desafío. De la práctica deportiva no esperamos más que sensaciones y equilibrio íntimo, valorización de uno mismo y evasión, "línea" y relajación.

"La virtud ya no es lo que legitima el deporte, lo hace la emoción corporal, el placer, la forma física y psicológica. Se ha convertido en uno de los emblemas más significativos de la cultura individualista narcisista centrada en el éxtasis del cuerpo.

"La disciplina del esfuerzo (...) no se trata en absoluto de bonificación moral y de trascendencia virtuosa; los individuos se entrenan para sí mismos, para mantenerse, para superarse, incluido el riesgo y la "mortificación" física. (...) La persona se mide con otras para afirmar el ego autoconstructor vencedor de uno mismo. El descubrimiento del propio potencial, el equilibrio íntimo, el mejoramiento individual, la victoria sobre sí han pasado a primer plano, son los que gobiernan los trabajos de resistencia y musculación.

"Con el esfuerzo deportivo, el individuo se autoconstruye a la carta sin otro objetivo que ser "más" él mismo y valorizar su cuerpo: el "egobuilding" es un producto narcisista.

Podría seguir citando muchas reflexiones de Lipovetsky sobre el tema, pero con lo expuesto basta. La expresión "egobuilding" que usa me parece brillante. Porque efectivamente, en el deporte y en todas las áreas de la cultura actual, hay una inmanencia en la que el individuo (al que alguna vez se le llamó "persona") crea un mundo a su medida, con derechos y deberes autónomos y a la carta, según circunstancias, apetencias y temores.

Miremos el marketing de Nike, la empresa deportiva por excelencia: el "Just Do It" define todo. El mensaje es claro: "Supérate, sé más fuerte, tú puedes, traspasa tus límites".

¿Es positivo este auge del deporte sobre la base del individualismo total? Si miramos los resultados inmediatos, sí. La duda se plantea siempre en el terreno de los valores, terreno antipático para quienes relativizan todo y no creen en ningún valor absoluto fuera del "yo" que todo lo decide.

Cuando veas a ese que se mata haciendo fierros en el gimnasio y luego se mira satisfecho en el espejo, recuerda a Gilles Lipovetsky. En lo que a mí respecta, que viva el fútbol.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy en absoluto de acuerdo en lo mal que le hacen nike y otras marcas con sus publicidades al deporte.
Pero aca te olvidás de una parte importante: sus consecuencias sobre la salud y el bienestar general de la persona. A mi humilde parecer, tiene bastante que ver con la práctca masiva de deportes.


Citás "en la actualidad, el deporte de masa es en lo esencial una actividad dominada por la búsqueda del placer, del dinamismo energético, de la experiencia de uno mismo..." ¿Hay alguna experiencia que no sea la de uno mismo que uno pueda percibir en su totalidad?
Por otra parte, tenemos sólo cuerpo, ¿hay algún extasis que no pertenezca al cuerpo, y aquí incluyo al cerebro? Yo, y el resto de los humanos, sentimos el placer a través del único instrumento que tenemos para entrar en contacto con lo que nos rodea: nuestro cuerpo y los sentidos. Los neurotrasmisores son los que nos ponen sobre aviso acerca del placer y displacer, no hay aquí componente que no sea material, somos materia.

Y con el esfuerzo en el estudio, individualista si los hay, ¿no se construye el individuo a la carta?

¿Hay algo de malo en "el descubrimiento del propio potencial, el equilibrio íntimo, el mejoramiento individual, la victoria sobre sí han pasado a primer plano..."?

Y por último, estoy de acuerdo con vos, ¡qué viva el fútbol! Pero jugado por uno mismo, no por otros y observado en la tele o estadio.
¿No sentís una satisfacción personal, intrasmisible cuando haces un gol? ¿eso es individualismo? y si lo es ¿importa?

No estoy de acuerdo con Lipovetsky y, a pesar de Nike, Reebook y demás, creo que es una faceta positiva del contradictorio mundo en que vivimos que cada vez haya más gente que hace deporte.
Saludos
Chipi, apasionado deportista en busca permanente del placer

Anónimo dijo...

Yo también creo que es bueno el auge del deporte, como lo he escrito en el texto.

No creas que Lipovetsky tiene una mirada crítica de esta cultura. Él la describe sociológicamente, y antes de hacerlo también describe el contexto previo desde los tiempos en que la Iglesia tenía mucho más poder sobre la mente de las personas. Su análisis es más bien neutral, cuando él por ejemplo habla de "egoísmo" no usa el término con una connotación peyorativa sino como una cualidad que está ahí, sin juicios morales sobre él.

Yo no creo que seamos pura materia, y creo también que hay sentimientos que no pasan por los neurotransmisores. Cuando experimentamos tristeza recordando algo que sucedió quizás lloremos, pero esas lágrimas son el resultado y no la causa de esa tristeza, que nos viene de más adentro. Cuando nos enteramos de la muerte de un ser querido lo hacemos a través del oído o de la vista, pero está claro que no son esos sentidos los que provocan la reacción, sino que son canales a través de los cuales llega un mensaje al cerebro. Una vez allí nuestra inteligencia lo procesa, pero algo más hay que nos hace llorar: un sentimiento.

Respecto al fútbol, lo máximo es hacer un gol, pero te digo que a veces me da mucho más placer gritar un gol de San Lorenzo (aunque no sea el día más indicado para hablar de esto) que hacer un gol en el torneo que juego.

Anónimo dijo...

Como bien decís, vos crees que no somos pura materia. Y sobre las creencias, no hay discusión posible.
Ahora, si dejamos de lado lo que cada uno cree y nos limitamos al conocimiento científico disponible al momento de este diálogo en la güeb, somos sólo materia, aunque cueste asimilarlo. Esos sentimientos, son química, muy compleja, dentro de nuestro cerebro, a la cual muy lentamente los científicos comienzan a internarse, aunque falta mucho, si es que alguna vez sucede, para lleguemos a comprender su funcionamiento cabal.
Ojo, tan sólo te comento esto a título informativo, sin ánimo de discutir tu perspectiva religiosa del asunto.
Saludos
Chipi

Anónimo dijo...

Agradezco la nota de la BBC. De todas maneras, esas investigaciones siguen mostrando las reacciones químicas que se producen cuando hay amor u otro sentimiento, pero no llegan a la raíz del sentimiento en sí. ¿Por qué se producen esas reacciones frente a determinada persona y no frente a otra?

Que la investigación disponible abarque el aspecto material de la cuestión no implica que eso sea el final del ovillo. Yo creo que hay algo más allá de la materia y vos creés que somos pura materia y allí se acaba la historia. Ninguna de las dos afirmaciones está probada. El hecho de creer en la ciencia como proveedora de todas las respuestas es, te diría, una religión en sí misma, porque apostar por entero a ella es una creencia en que el hombre puede saberlo todo, una creencia que yo no comparto.

Anónimo dijo...

De ninguna manera pienso que la ciencia puede encontrar todas las respuestas, la ciencia tan sólo nos brinda una aproximación a la realidad, la mejor que tenemos hasta el momento.

En cuanto a las pruebas de un más allá, la carga de la prueba esta en la/s religion/es. No es posible demostrar que no hay dioses, pero la hipótesis que mejor explican el universo hasta el momento no los incluyen. Dios es una hipótesis hasta ahora no comprobada. No es que yo no creo que hay algo más allá, es que no está probado, no se trata aquí de una creencia sino de lo empírico.

Por otra parte, las creencias son un asunto personal, no factible de se discutidas. En cambio, los modelos que explican el funcionamiento del universo -perfectibles, incompletos, con fallas, etc- si admiten discusión.

En cuanto recupere un libro que tengo prestado de Sagan te lo voy a pasar para que veas como es mucho más sencillo explicar el universo sin dios que con él.
Saludos
Chipi