21 de agosto de 2007

UNA LECCIÓN DE LOS NÁUFRAGOS


El cuadro que aquí reproducimos es "La barca de la Medusa", de Théodore Géricault, un pintor francés de principios del siglo XIX.

Esta obra, expuesta en el Museo del Louvre en París, trata sobre un naufragio ocurrido en 1816, por fallas humanas, que tuvo en su época una repercusión enorme. Era un barco que transitaba de Francia a Senegal y se fue a pique. Algunos sobrevivieron a bordo de la balsa que aquí se ve, atestada y a punto de hundirse a merced de su carga excesiva y de los vientos que la mecen.

¿Por qué nuestro interés en esta pintura? Porque representa las diferentes actitudes que el hombre puede tener frente a sus problemas, sus circunstancias, sus naufragios. No nos interesan, pues, los detalles técnicos o históricos de la obra, sino el mensaje que de ella extraemos.

La escena, que pinta el momento en que una fragata aparece distante en el mar, distingue cuatro grupos en el enjambre humano.

El primero, a la izquierda, es el de quienes ya han muerto. Y con uno de ellos, observamos a un padre abrazando a su hijo fallecido, sosteniéndolo con desesperación. Surge la reflexión: el pobre hombre, de espaldas a su salvación, abraza a un muerto. Se entrega a la derrota, la llora y se autocompadece dócilmente de su situación. La emoción negativa lo devora, lo domina, lo gana.

En segundo lugar, cuatro hombres están de pie, junto al mástil, observando atentos el devenir de los acontecimientos. Uno de ellos señala hacia la fragata y les anuncia a los demás que la esperanza es posible. Pero el gran detalle de ellos es que no hacen nada. Solo observan, esperan la salvación pasivamente. No son protagonistas de su suerte, tan solo acompañantes de la vida o la muerte.

Un tercer grupo está pugnando por ponerse de pie, casi sin fuerzas. Intentan llamar la atención del buque, aún a sabiendas de que su esfuerzo no sirve. Pero lo intentan.

El cuarto grupo es el de los tres hombres que se yerguen todo lo posible y agitan sus prendas rojas para llamar la atención de sus posibles salvadores. Son la esperanza, la acción, el optimismo. Y son también los que habrán de salvar a los demás.

Esta obra es una pequeña lección que nos dejó Géricault sobre la naturaleza humana y la fuerza de la voluntad. Siempre se puede volver del peor de los naufragios.

6 comentarios:

hugo dijo...

si le interesa este tema de la simbología en las obras de arte bambi, le recomiendo un programa de la bbc que va todos los lunes por el canal 56 de film and arts titulado el poder del arte

si bien algunas tesis del narrador pueden ser discutibles, lo qie no se puede negar es que lo dejan pensando

El Bambi dijo...

Me fijaré a qué hora es, Hugo, gracias por el dato. El otro día vi uno en el canal Encuentro, que va los martes, y es conducido por Simon Schama. Muy interesante.

hugo dijo...

el que yo le digo va los lunes a las 21 hs bambi

el relator del que me dice usted en encuento es un tipo de anteojos que habla muy oxford tongue?

El Bambi dijo...

Sí, creo que es ese. Tiene varios libros publicados, es un historiador conocido y creo que ese documental está basado en uno de ellos.

Anónimo dijo...

en esta línea, si tiene tiempo y ganas, y aún no lo hizo, le recomiendo la muestra "primeros modernos en buenos aires 1876-1896" en el museo nac de ballas artes, en el pabellón nuevo que da sobre figueroa alcorta, está abierta hasta fin de mes.

El Bambi dijo...

Agradecido por la recomendación. Ando bastante corto de tiempo, especialmente en horario de museos, pero lo voy a tener en cuenta para ir si me es posible.