10 de julio de 2006

DE ESPALDAS AL FÚTBOL

Cuando empezó el Mundial, en la oficina hicimos una clásica rueda de apuestas para anticipar los dos equipos que pasarían su zona. Yo puse que Italia quedaría eliminada en primera rueda, y me equivoqué. Pero la raíz del error no estuvo solo en mi inteligencia sino también en mi voluntarismo. Yo quería que aquello sucediera.

La razón de mi deseo está a la vista: Italia ha sido un equipo especulador que hizo trampa ante Australia, goleó a una Ucrania que ni siquiera se creía estar en cuartos de final y botoneó para que suspendieran a un jugador alemán a través de un video. Su victoria ante los anfitriones se debió, en gran parte, al desgaste físico que ellos traían de su pírrico triunfo por penales frente a la Argentina.

En la final, Italia probó suerte en el primer tiempo, y una vez que hubo agotado sus escasos recursos creativos, se dedicó a esperar como pudo los penales. Ni siquiera puede hablarse de una buena defensa, ya que su arquero fue la figura del seleccionado a lo largo del Mundial y frente a Francia le llegaron varias veces. Era triste presentir lo que finalmente iba a suceder. El equipo que no terminaba de definir el partido se quedaría sin nada frente a un grupo de jugadores cuyo próximo paso será el desfile por los tribunales de su propio país.

En síntesis, este Mundial mediocre ha tenido un campeón lamentable.

La expulsión correcta de Zidane fue una metáfora del fútbol. El mejor jugador del torneo (en lo que a fútbol puro se refiere, sin tener en cuenta su cabezazo de calentón sin remedio) se fue por la puerta de atrás, y hoy contemplamos los festejos de quienes suscitan la admiración de ciertos sectores por su pragmatismo desdeñoso de la ética y la belleza.

Los alemanes ¿festejaron? su tercer puesto, y Ballack leyó unas palabras irónicamente guardadas en la media de Lehmann. La pasaron mal en ese partido, y se desahogan en consecuencia.

Fue una pena que la Argentina no ganara este Mundial. Estaba servido en bandeja. Paradójicamente, lo perdimos cuando en esos minutos fatales de Berlín dejamos de jugar como Argentina y quisimos hacerlo como Italia, aguantando atrás y tirando pelotazos para Cruz. Y ahora habrá que discutir otra vez si el fútbol lindo o los resultados, como si fuera una opción válida y excluyente. Los mismos de siempre nos dirán que hay que ser como Italia, que gana sin gustar pero gana.

Que me digan lo que quieran: Parafraseando al Loco Gatti, yo sentí placer viendo jugar a Ghana. La pelota fue siempre bien tratada y Brasil se comió un malambo terrible aunque supiera que iba a ganar el partido. No pretendo que la Selección juegue como Ghana, también quiero que gane. Pero es falso que la opción sea Ghana o Italia. La opción es Argentina 6 - Serbia 0.

"El mundo nos pertenece", tituló un diario italiano. Ayer fue un día triste para el fútbol.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si Italia ganó bien o no es

discutible, lo que es indiscutible
es la táctica utilizada Lippi,que entendió que el fuerte de Italia era su defensa y su arquero,es por eso, que el entrenador se decidió por jugar los partidos en el lugar de la cancha que más le convine.

Como siempre decimos desde Italia 90 hasta la fecha, habrá que esperar el próximo mundial para jugar la final.

Espero que el presidente de la AFA se dedique a "abrir sus ojos" y observar que tenemos dos técnicos ganadores para dirigir la selección

BIANCHI Y BILARDO

"POR LO MENOS ASÍ LO VEO YO"

JR dijo...

Iba a sentirme soprendido, y me dí cuenta que esa sensación era apenas hija de mi vulgar soberbia. Así que solo encuentro en mí la sensación de poder reafirmar lo que siempre supe (podrán juzgar que esto también es soberbia, pero no an vulgar). Nuevamente me encuentro con un analista pensante del futbol, que al fin y al cabo no es más ni menos que una metafora de la vida para un argentino, pero que por pensante no se siente aturdido por los laureles secos del triunfalismo que algunos simpaticos comentaristas de las democracias representativas cuelgan de las frías estadisticas. Entender el fúbtol como un resultado es tan egoista y mediocre como juzgar al verano por sus arrestos pluviales. Italia es fiel a su historia, como en sus momentos más negros 'vincere o morire', pero no por consecuente es más bello, y menos aún, más aceptable para aquellos que desde la distancia pregonamos por el 'sudamericanismo' del futbol. Francia no es campeón moral, puesto que no es eso lo que busca la belleza. Francia, Ghana, y por momentos algunos otros equipos, son equipos consecuentes, pero bellos, y desde nuestro 'sudamericanismo' debieramos pretender estar más cerca de ellos, que de un triunfo cobarde, con 'alcahuetiadas y mariconeadas' (cosas imperdonables en un potrero) incluidas, y sin la menor dignidad.
Zidane demostro ser el más grande, porque hasta en su error, demostro ser humano.
Chapeau Bambi

'El Botón' (solo uso este nombre pa'que sepa quien soy)