17 de febrero de 2006

SIN PALABRAS

Anoche me fui a Croxi a comer una grande de muzza con la Garza, un amigo de esos que la vida me ha regalado hace ya 29 años. En algún momento no hablábamos de nada, sino que ambos nos sumíamos en nuestras propias reflexiones. El silencio nos unía.

Creo que una de las pautas más claras para darnos cuenta de hasta qué punto somos afines a alguien es el silencio. Cuando no necesitamos hablar todo el tiempo, cuando podemos estar callados sin que ello sea incómodo para el otro, entonces estamos frente a un alma a la que nos une mucho más que las palabras.

Esto que reflexiono me sucede con muchos amigos, y por supuesto también con Paula, que además de ser mi mujer adorada es también mi amiga.

Hay quienes realmente no pueden estar callados, pues no resisten el silencio. Pero en muchos casos, casi todo ha sido dicho y el mero "estar" con el otro o la otra es placentero en sí mismo, sin que sea necesario llenar el silencio con palabras.

Un conocido proverbio árabe dice que cada quien es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Yo agregaría que en ciertas ocasiones el silencio entre amigos está lleno de palabras, y las palabras entre quienes no lo son tanto están repletas de silencios.

Gracias por su tiempo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido, interesante blog. Obviamente presento objeciones a muchas de tus afirmaciones. Amo las palabras!!! Por mi visceral oposición, sabrás quien soy.
Beso a la familia ampliada.

Anónimo dijo...

entre tanta palabra se te olvido decirnos quien sos...
y lo de "amo las palabras" esta todo bien, creo que nacho tambien las ama (esto es evidente, sus comentarios son laaaargosss)... pero el punto era otro...
te quiero ver en una cita con mi amiga tataiana a ver si decis lo mismo!!! si no estas esperando que se calle! jajajajaj bueno igual esto es para decor que no me cabe el anonimato misterioso....
besos a todos

Anónimo dijo...

mmmm me parece que el editor escribió esta nota para que no tengamos nada que opinar......

Anónimo dijo...

Yo no se quién es este anónimo colaborador, ni qué pasará en las citas con Tatiana, ni comparto el vacío de opinión con nuestra compañera Marcela.

Lo único que quiero decir es que me parece un TEMON el aquí planteado por el flamante padre-editor.

Es que hace un tiempo que observo las distintas conductas de las parejas en lugares públicos, y no sin preocupación veo que: SE ABURREN.

Si, fíjense, observen: se miran, se ignoran, se evaden, y se aburren.

No. No quiero que me pase eso. No quiero (el día que tenga una pareja) parecer esos matrimonios apolillados que uno mira para un lado y el otro para el lado opuesto.

Personalmente, prefiero no hablar tanto ni los larguísimos monólogos. No soy muy charlatana, pero me gusta compartir, sea quien fuere mi compañía, una sincera conversación. De esas en las que uno se olvida de lo que lo rodea, así se hable de la inmortalidad del cangrejo o de el último top-less de Su.

Y aquí me parecen muy oportunas las palabras que tanto repite el editor: hay que laburar todos los días, porque si no se hace muy difícil.

Anónimo dijo...

EL SILENCIO APARECE CUANDO CON

LOS CHICOS NOS ACORDAMOS DE UN

TEMA QUE NOS PASÓ HACE TRES AÑOS

Y QUE SE REFLOTÓ HACE POCO...

PERO CON EL PERMISO DE USTEDES EL

TEMA ME HACE ACORDAR MUCHO A UNAS

PALABRAS DEL FILÓSOFO " ALFIO"

QUE DICE " SILENZIO STAMPA"