22 de septiembre de 2008

DEL POTRO CRACK, ARGENTINA FINALISTA


Hace un par de meses, la semifinal contra los rusos parecía bastante complicada. Nalbandian, nuestro as de espadas, atravesaba el peor año de su carrera como "top ten" y el resto de la Legión no parecía suficiente para ganar los otros puntos. Y entonces apareció el Pibe, el Enano, el Lungo: Juan Martín Del Potro.

A los rusos, seguramente, podrá caberles la duda de qué habría pasado si hubiera venido Safin, el eterno. Pero este fin de semana, Del Potro le habría ganado también.

Algún día tenía que terminar el invicto del Rey David como local. Y más aún, cuando uno observaba su estado físico, que aunque él diga que está bien, no convence a nadie. De hecho, su presencia en el dobles fue una apuesta demasiado cara, a tal punto que perdió ese y su segundo punto de singles. "Si hubiéramos ganado nadie diría nada", dijo él. Pero la realidad es que no ganó.

Nalbandian sigue siendo el líder, a no confundirse. Él más que nadie se propuso este año ganar la Davis de una vez, y no defraudará en la final. Porque tiene el fuego sagrado, ese que ante Davydenko se apagó un poco porque en el fondo sabía que atrás venía el ciclón de Del Potro.

Este chico de Tandil emociona. Quien esto escribe miró el partido con su hijo de seis meses, mientras el resto de la familia dormía una siesta inédita. Lamentablemente tuve que bajar el volumen varias veces, harto de las obviedades del muchacho que acompaña a Bonadeo en las transmisiones, a quien prefiero no mencionar. Cada vez que el que sacaba quedaba 15 - 30 lanzaba: "Punto pesado éste" o "Hay que estar muy atentos". Cualquier aficionado al tenis podría haber hecho los comentarios que hacía este pseudoperiodista, y mejor también. Nada de explicar algún golpe, o aportar algo distinto. Nada de nada: puros lugares comunes y frases insípidas.

Y al ver el aplomo y la categoría de Del Potro, la manera en que arrollaba al buen jugador ruso que está entre los mejores veinte del mundo y en el mejor año de su carrera, debo decir que me emocioné. Andreev venía de llevar a Federer a un quinto set en el Abierto de Estados Unidos, nada menos.

Argentina es así: cuando Nalbandian empieza a bajar su rendimiento en Davis, aparece este chico por el cual, me permito decirlo, ya había discutido con mi amigo tenista la Oveja porque él decía que era demasiado alto para los traslados, y yo sostenía que era un pichón de crack después de la victoria en Austria, el año pasado.

Este puede ser, o ya es tal vez, el año en que Nalbandian le deje la posta a Del Potro como número uno del tenis argentino. La fortaleza del equipo argentino de Copa Davis, ahora, es que los rivales ya no deben preocuparse solo del Rey David, sino que además tienen enfrente a un jugador que, a mi modo de ver, es en este momento uno de los cinco mejores del mundo y puede mejorar mucho más en, por ejemplo, su juego de red.

Creo firmemente que Del Potro le puede ganar a Nadal en noviembre, y por supuesto también a Ferrer. Y creo que Nalbandian va a ganar uno o dos puntos de la serie. Creo, por ende, que Argentina va a ganar la Copa Davis.

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