29 de diciembre de 2006

VA LLEGANDO EL 2007

Agradezco a todos los que han seguido este espacio durante el año que termina, porque ya sea con sus comentarios o con su paso anónimo o fugaz incentivan a su autor a pensar en ellos cuando escribe y "da cauce a sus afanes literarios". Feliz de aquél que puede expresar lo que piensa y siente sin más límites que los que impone su sola humanidad. Infortunado aquél que se cree dueño de la verdad, y más infeliz aún quien renuncia a indagarla en todos los rincones y detalles de su existencia. La verdad, la bondad y la belleza nos harán libres, y de buscarlas se trata la vida.

Estrello mi copa con ustedes, amigos lectores. Feliz 2007.

22 de diciembre de 2006

FELIZ NAVIDAD

Dios se hizo hombre y nació de la Virgen indefenso, fue envuelto en pañales y colocado en un pesebre, porque no había sitio para él en una posada.

«Se despojó de su rango —como escribe san Pablo— y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos» (Flp 2, 7).

Nunca comprenderemos plenamente este misterio de humillación extrema. Con este acontecimiento, que conocemos tan bien por el evangelio, Dios entró en la historia del hombre para quedarse con nosotros hasta el fin. A lo largo de dos mil años, desde Belén se ha difundido por todo el mundo el gran mensaje de amor y reconciliación.

(Juan Pablo II, 23 de diciembre de 1998)

La imagen corresponde al retablo "La adoración de los Reyes", de Gentile da Fabriano, que fue pintado en 1423 para la Capilla de San Onofre, actualmente Iglesia de Trinidad, en Florencia.

21 de diciembre de 2006

VERANO

Hoy en Buenos Aires empieza la estación más esperada del año. Si la primavera suscita cursilerías varias, el verano da pie al descanso, al balance anual y a los festejos de fin de año.

Diciembre es el mes de las reuniones entre compañeros de trabajo, ex colegas, miembros de una u otra asociación, logia o cofradía, amigos de la vida, egresados de una promoción, familiares que se ven una vez al año y varios etcéteras.

Estos encuentros son genuinos en ciertos casos y forzados en otros, lo que no desmerece el valor de la camaradería y el interés por el otro, que está encerrado en su sentido. Pero siempre podemos encontrar algo bueno en el interior de aquél con quien brindamos (y confiamos en que ellos lo hallan en nosotros).

Después sobrevienen las fiestas. La Navidad, de la que ya hablaremos, alegre y fraternal para unos y difícil o solitaria para otros, al igual que el Año Nuevo, al que también me referiré.

Y el tercer capítulo es el del descanso para los que pueden. Playita, campo, sierras, paisajes que placen al espíritu y lo alejan de las tormentas cotidianas para recomponer fuerzas, hacer balance, dibujar proyectos y trazar metas. Otros preferimos, en principio, tomarnos vacaciones en otra época, cuando los lugares de descanso están vacíos.

El verano es la estación de los pantalones cortos, la birrita refrescante, las ventanas abiertas al mundo, las sombras frescas de los árboles porteños, las mesitas en la vereda, las lunas calurosas, los ardientes abrazos del sol callejero, las ropas claras y ligeras.

Del otro lado del mundo (en términos geográficos) les toca el invierno. Y así la vida sigue girando y repartiendo frescores y calores a diestra y siniestra, mientras los hombres seducen inmaculados sueños.

Bienvenido sea el verano con sus soles y sus sombras.

18 de diciembre de 2006

METAS QUE SE CUMPLEN

Pocas cosas dan más satisfacción en la vida que la certeza de haber llegado a un objetivo que alguna vez apareció lejano, si no imposible. Uno suele planificar metas más o menos realistas a largo plazo, y también sueña con aquellos logros que la razón marca como casi imposibles. Sin embargo, es la vida la que a veces va mostrando el camino y superando los mismísimos sueños.

Un llamado, una carta, un encuentro callejero, una presentación a alguien, un aviso. Esto no se planifica, está regido por el destino, el azar o la Providencia, llámese como se llame. Y uno se encuentra dándole forma a lo que se pensaba imposible por motivos económicos, temporales o vagamente personales.

Es entonces cuando la montaña viene a Mahoma y Mahoma solo debe decir que sí por toda colaboración con la contingencia.

En muchas ocasiones las barreras son mentales, no existen en la realidad. Nadie escribirá lo que no escribamos, nadie hará ese gol que no queremos hacer porque no nos animamos a patear al arco. Nadie regará aquella semilla que nos espera para crecer, ni dejará esa huella en el sendero que otro usará para guiarse hacia su propia meta.

Como leí alguna vez por ahí: En lugar de pedirle cosas a la vida, preguntémonos qué nos pide ella a nosotros. Y hagámoslo.

"A las cosas", nos dijo Ortega y Gasset. Ésta debe ser la obsesión, a partir de la razón y hacia la meta final, a través de la libertad interior. No hay tiempo que perder.

11 de diciembre de 2006

EL PLACER DE LA PICADA


Una de las tórridas noches del pasado fin de semana me trajo al paladar una picadita con Paula y Sofía. Entonces decidí que ese rato merecía un lugar en este espacio.

Una picada se hace con todo lo que se tenga y sea susceptible de servir en una tabla o en un platito. Lo recomendable, como siempre, es lo sano y natural. Nada de papas fritas, palitos o chizitos (aunque en caso de no tener nada mejor, me quedo con los últimos).

Nada como unos buenos quesos gruyere, camembert, roquefort o el afamado queso Mar del Plata con pan o galletitas (prefiero evitar las tostadas que quedaron del desayuno).

Otro infaltable es la aceituna. Las descarozadas son más cómodas y expeditivas, pero las verdes con carozo tienen un encanto de bodegón que las hace más nobles. La combinación con aceitunas negras siempre es recomendable.

Otra bandeja debería tener frutas secas. El maní (pelado o con cáscara) en primer lugar, y después las demás: castañas de cajú, deliciosas pero muy caras, avellanas, almendras, nueces y piñones. Con las nueces ocurre lo mismo que con las aceitunas: son más cómodas peladas, pero nada como romper la cáscara con un buen mortero o cascanueces, aunque sea poco práctico para una conversación sostenida con el resto de los comensales.

Pasamos a los chacinados. Cocido y crudo, salamín y cantimpalo (en cantidad moderada, para evitar indigestiones).

También respeto mucho los cebollines, las alcaparras y los pepinillos. El secreto está en alternar los gustos fuertes con los suaves.

Los pescados también cumplen un rol de fineza en la picada. Las sardinas, el pulpo, los calamares en su tinta. Y si uno está en un muelle, nada como unos buenos cornalitos frescos, con limón para este servidor.

Otra variante es una tortilla en pedacitos cuadrados o triangulares. Sin dudas la tortilla española es superior. Y aquí ya nos aventuramos a componentes más preparados, que demandan más tiempo. Una de las virtudes más sobresalientes de la picada es, justamente, que hace honor a la improvisación y evita esperas hambrientas. Un par de salsitas nunca viene mal para enriquecer el paladar. Dicen que en los restaurantes el que hace las salsas es el mejor chef de la cocina.

Para el final, elegir la bebida. Cerveza y vino tinto se llevan las palmas, aunque como siempre eso queda a gusto del consumidor.


Por supuesto, todo lo anterior pertenece al manual de la picada. Pero como ya hemos dicho, la virtud primera de toda reunión alrededor de una mesa ratona es la improvisación. Se puede inventar platillos o tapas de cualquier cosa. Restos de una tarta de acelga, trocitos de palta con aceite de oliva, daditos de pan fargo apenas tostados con tomate y orégano. En fin, son solo algunos ejemplos de entre centenares.

La picada es un culto al arte. Uno de sus encantos es la gama de matices que proporcionan al comensal el goce estético de la contemplación. Da pena empezar una picada bien presentada y quebrar esa armonía de aromas y colores.

He gozado, por supuesto, de innumerables picadas, pero recuerdo una, breve y frugal, como ninguna otra. Fue en la habitación de un albergue para estudiantes (o "hostel", como les dicen ahora con pretendido cosmopolitismo). Había viajado de Dublin a París con poco efectivo y mucho ragú, y un compañero español me vio flaco al punto de regalarme un jamón serrano que le había puesto su madre en el bolso antes de partir. Me lo comí solo, sin testigos, pero con un placer pocas veces experimentado en picadas mucho más abundantes. A él, pues, van dedicadas estas líneas gastronómicas.

5 de diciembre de 2006

SERÁ EN EL 2007

Si alguien sabe cuántos partidos había perdido Marat Safin en Moscú antes de esta serie, por favor que me lo diga. Lo cierto es que Nalbandian le ganó fácil en tres sets y Acasuso estuvo a punto de llevarlo a un quinto set de resultado impredecible para el ídolo ruso. El equipo argentino volvió a demostrar, por si hacía falta, que ya merece largamente la Copa Davis, esa copa que se muestra seductora y nunca termina de darnos esa cuota de suerte necesaria para quedarnos con ella. Con el resultado puesto, fácil es decir que la decisión de poner a Chela frente a un nervioso Davydenko el viernes fue un error. Sea como fuere, Acasuso jugó fresco el domingo y estuvo a un punto de empatarle el tie break a Safin en el cuarto set, y a tres de llevarlo a una definición impensada para él. Y estaba bastante claro, además, que la llave de la victoria final pasaría por los tres puntos jugados por Nalbandian. El cordobés de Unquillo volvió a ratificar su condición de crack y a ofrecer un tenis de calidad que en el circuito solo tiene Federer, por oposición a los atletas como Ljubijic, Nadal, Roddick y Davydenko. El gran mérito del equipo ruso debe ser dado, como dijo Safin, a Dimitri Tursunov, que en el punto clave del dobles no dejó dudas sobre a quién correspondía la vistoria. Él fue, además, el que le ganó a Roddick y le dio el quinto punto de la semifinal a Rusia, con lo cual decretó que deberíamos jugar otra final de visitantes. Volveremos a tener noticias de este jugador radicado en California. La Argentina viene teniendo mala suerte en el sorteo de la Copa Davis. Sendas semifinales con España y Rusia de visitantes en 2002 y 2003, este año con Croacia en cuartos y la final otra vez en Moscú. Es cierto: siempre, o casi siempre, hay que jugar series afuera, pero los equipos campeones, en su gran mayoría, han triunfado de locales. Croacia fue el ganador el año pasado sin haber salido de su tierra, y Eslovaquia llegó a la final, a su vez, sin haber jugado nunca de visitante, y con poner una superficie difícil y tener un jugador copero como únicos méritos. En 2004 nos tocó en cuartos de final en Bielorrusia, en una superficie ultrarrápida (casi fuera del uso internacional) y en 2005 en Eslovaquia, con aquellas flojas actuaciones de Coria y la derrota en el dobles. Otro factor a tener en cuenta es la serie de lesiones, suspensiones y bajones tenísticos que fueron afectando al equipo argentino: Cañas se lesionó justo antes de la semifinal con Rusia en el 2002, cuando era un Top-10. En el 2004, Coria y Nalbandian se lesionaron antes de la serie en Bielorrusia, a la cual no está de más recordar que Chela se negó a ir y fue reemplazado por Cañas con fiebre. En el 2005 empezó el bajón de Coria y Gaudio, y ahora en el 2006 nos quedamos sin Puerta y Cañas, suspendidos por doping. Que hayamos llegado a otra final después de aquella del 81, sin varios de los integrantes de esta generación triunfal del tenis argentino, marca la realidad de que la Argentina es uno de los países más poderosos del mundo en materia tenística, junto con Rusia y España. Es cierto que Croacia, por ejemplo, se vio afectado por la lesión de Ancic en la serie con la Argentina. Pero es que la diferencia en esa serie fue, justamente, el recambio de uno y otro equipo, que según se sabe es decisivo en Copa Davis. Para el 2007 el cuadro parecería indicar la probabilidad de un enfrentamiento de locales con España o Estados Unidos en semifinales (si es que pasamos a Austria allá y a Suecia de visitantes), y una posible final con Australia en Sydney o con Rusia en el Parque Roca. Es más favorable que el sorteo del 2006. En cuanto al equipo, Nalbandian amaga con tomarse un descanso en febrero, confiado en que lo de Austria no será complicado para sus reemplazantes. Asoma el regreso de Cañas, más adaptable a cualquier superficie, y asoma también el juvenil Del Potro, que da signos de que terminará el 2007 entre los 50 primeros del ranking. Todo está por verse. La verdad es que si la Argentina aún no ha ganado la Davis, esto se debe a una sucesión de infortunios en lesiones, suspensiones y sorteos. Cuando uno observa que Sudáfrica la ganó alguna vez, la pregunta es automática: ¿No es una broma del tenis que nosotros aún no tengamos esa veleidosa ensaladera?